Después de años, Waymo —la filial de autoconducción de Alphabet—, finalmente presentó su servicio de taxis sin conductor. De nombre Waymo One, el servicio está disponible para los habitantes de algunos suburbios de Arizona. Para usarlo, los pasajeros deben descargar la aplicación y proporcionar el número de una tarjeta de crédito.
Esto les permite ver las estimaciones en los precios antes de aceptar un viaje sin conductor. El jefe de Waymo, John Krafcik, dice que el servicio “hará que las calles sean más seguras y que sean más fácil para e tránsito de todos”. El lanzamiento se produce en un momento importante.
Como empresa derivada de Google, Waymo gastó más de 1,000 millones de dólares (mdd) en el desarrollo de tecnología de autoconducción y se muestra entusiasta para recuperar ese efectivo. La compañía también quiere establecer una posición en un ámbito que podría valer más de 7 millones de mdd globalmente, cada año, para 2050.
Los competidores, que incluyen a Ford, General Motors y Mercedes, tienen aspiraciones similares. Los tres esperan lanzar servicios de taxis robots. Por ahora, Waymo lleva la delantera y los analistas de capitales lo vitorean.
Sin embargo, un análisis detallado de la operación de Waymo plantea varias señales de alerta. Por un lado, el lanzamiento se limita a un área de 258 kilómetros cuadrados donde la empresa ya pasó varios años realizando pruebas. Esto significa que los taxis tendrán que lidiar con menos casos extremos, situaciones complejas y peligrosas en las que un coche de autoconducción tal vez no esté bien equipado para lidiar con ellas. Un problema más grande para Waymo es su precio.
La compañía dice que las tarifas son competitivas en comparación con las aplicaciones Uber y Lyft. Sin embargo, son empresas que generan pérdidas y dependen de los inversionistas para subsidiar las tarifas. Se espera que la tecnología de autoconducción cambie esto al eliminar el costo de los conductores humanos. Pero hay un problema: podría decirse que los coches de Waymo utilizan incluso más capital humano que la estructura de Uber y Lyft con vehículos tripulados.
En primer lugar, está el conductor de seguridad. Cada robotaxi de Waymo tiene uno. La compañía dice que estas personas “supervisan los vehículos para la comodidad y conveniencia de los pasajeros”. También se tiene disponible personal adicional de asistencia para responder a las preguntas de los pasajeros como: “¿qué pasa si deseo cambiar mi destino durante el viaje?”.
También está el equipo de respuesta de la flota: un grupo específico de ingenieros de Waymo cuyo trabajo es resolver problemas desconcertantes en el camino, como qué hacer cuando un carril está bloqueado.
El Dato.1,000 mdd
gastó Waymo en el desarrollo de tecnología de autoconducción.
Es incierto a cuánto ascienden todos estos gastos generales. Pero no es muy probable que sea barato. Los ingenieros de software generalmente ganan salarios de seis cifras. Y a medida que la demanda de sus servicios aumenta, también lo harán sus sueldos. Esta realidad plantea una pregunta importante: ¿cómo puede Waymo, o cualquier servicio de taxis sin conductor, competir con las tarifas de las aplicaciones de transporte actuales y lograr utilidades al utilizar a personal más caro? Los ejecutivos de Waymo dirían que los costos de personal bajarán con el tiempo.
La compañía planea eliminar gradualmente a los conductores de seguridad. Pero no está claro si los ahorros asociados con no tener conductor compensarán los costos adicionales de automatizar el automóvil, lo que podría agregar decenas de miles de dólares al precio de un vehículo. Uber y Lyft se deben hacer preguntas similares, que tienen el objetivo de realizar ofertas públicas iniciales a principios del próximo año: se espera que sus acciones alcancen un valor de miles de millones. Al igual que Waymo, estas empresas también apuestan fuertemente a la tecnología de autoconducción para aumentar los márgenes y reducir los costos.
Uber perdió más de 1,000 mdd tan solo en el tercer trimestre, mientras que Lyft perdió alrededor de 373 mdd en el primer semestre. Aún no queda claro si los vehículos de autoconducción pueden atenuar estas pérdidas. Una cosa es segura. La tecnología no elimina la necesidad del trabajo humano, sino que cambia el tipo de trabajo que se requiere. Dicho de otra manera, a menos de que cambie algo, no tener conductor no significará que será sin seres humanos.