México y Canadá son los mayores proveedores de automóviles de Estados Unidos (EU), por un valor combinado de 89,000 millones de dólares al año. Sin embargo, el arancel de 25% que el presidente Donald Trump quiere imponer a la industria afectaría, principalmente, al mercado estadounidense.
El presidente ejecutivo nacional de Autopartes, Óscar Raúl Albin Santos, descartó en un comunicado, que esta medida arancelaria afecte a la industria mexicana de corto plazo. “Aunque se implemente nuevas normas en el mercado no habría forma de cambiar la cadena de abastecimiento en el corto plazo, así que no creo que podamos ser afectados en la fabricación de autopartes ni de automóviles en México”, dice Albin Santos.
Por su parte, Alik García, analista de Intercam Casa de Bolsa, considera que si bien los actuales aranceles no impactan al producto final, pero si la materia prima (acero/aluminio). La investigación para determinar si la importación de autos pone en peligro la seguridad nacional de EU, “sí podría afectar directamente al producto terminado”.
De acuerdo con García, las armadoras estadounidenses serán las menos perjudicadas. Sin embargo, solo 50% de los autos vendidos en EU se fabrica de manera local. Por ello, Volkswagen podría ser de las más afectadas porque 82% de los autos vendidos en ese país son importados y sus marcas de lujo como Audi y Porsche no cuentan con plantas en EU. Toyota, Hyundai, Mercedes y BMW también entrarían en problemas.
Las más protegidas parecen ser: Ford (que importa 20%), GM (40%) y FCA (45%). A pesar de ello, un último componente (la tarifa a autopartes) cobrará factura incluso sobre aquellas armadoras con plantas en EU, “por lo que no vemos ningún ganador en la ecuación”, dice Alik.
No obstante, este año, la producción de vehículos en México rondará los 4.1 millones de unidades y así permanecerá durante los próximos dos o tres años, debido a que se dejarán de fabricar la RAM 2500 en Saltillo y el Fusion en Hermosillo, según previsiones de la consultora IHS Markit. El año pasado, la firma estimaba que en México podrían llegar a fabricar entre 4.6 y 4.8 millones de vehículos, pero estos cambios en las líneas de producción de las armadoras afectarán el desempeño total de la industria.