Me gusta el bolero, la ópera... pero ver a Juan Gabriel fue brutal: Alejandro Martí

Entrevista

Recordado por aquella exigencia a los políticos de “si no pueden, renuncien”, el empresario retomó la pintura tras el golpe de perder a su hijo en un secuestro; le fascinan los chiles rellenos de queso, los caballos y el tenis.

También se dedicó a ayudar a niños abandonados o con cáncer. (Claudia Guadarrama/Archivo)
Rubén Mosso
Ciudad de México /

Alejandro Martí es un empresario mexicano de quien muy pocos saben su gran pasión por la pintura, aunque pudo ser ingeniero o arquitecto porque le fascina la construcción.

Mucho menos se conoce su perfil altruista, pues durante un buen tiempo se dedicó a ayudar a niños abandonados o con cáncer, algo tan reconfortante como la pintura.

Sin embargo, el trabajo frenó sus pasiones, convirtiéndolo en administrador de empresas. En su época (nació en 1950), como él dice, tenía que trabajar para producir y vivir, además de tener una carrera profesional.

En 2008, el secuestro y muerte de su hijo Fernando hizo que toda la sociedad mexicana lo volteara a ver, por lo que ya no pudo seguir manejándose como un personaje de bajo perfil.

El problema de la inseguridad lo llevó a retar al presidente Felipe Calderón, a gobernadores, al jefe de Gobierno del extinto DF, así como alcaldes, cuando en calidad de invitado especial en la 23 sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública les lanzó a la cara la frase que se convirtió en un emblema de lucha: “Si no pueden, renuncien”.

Cuando no acude a eventos sociales o políticos, ¿a qué dedica su tiempo?

Tengo ahorita dos aficiones. La más importante es la pintura, me encanta pintar, tengo un taller de pintura y la verdad es que ahí me meto, combinado con la música.

¿Qué música?

Me fascina la ópera, pero también los boleros mexicanos. Yo pienso que la música mexicana es preciosa por sus versos cantados, eso me aficiona mucho y me proporciona mucha serenidad lúdica para poder expresar cosas en la pintura, en el lienzo.

¿Qué cantantes escucha?

Desde Guty Cárdenas, un genio y yucateco adorable, hasta (Armando) Manzanero, quien tiene una de las mejores composiciones y, parece mentira, pero me encanta Juan Gabriel.

¿Fue algún concierto de Juan Gabriel?

A bastantes; me encantaba oírlo, era de un ambiente brutal.

¿Sus pinturas las presenta en público?

Lo hice mucho tiempo antes de la muerte de mi hijo Fernando. Yo tenía una fundación virtual, trabajaba, hacía una colección, hacíamos una exposición; yo ponía la música, el coctel, el vinito; presentaba mi stack y mi hija era la que se encargaba de vender; vendía porque era para la fundación virtual, es decir, ella traía un catálogo de seis, siete... fundaciones que se dedicaban a niños con cáncer, niños abandonados.

Y llegaba y te decía: “Ese cuadro vale tanto, no le vas pagar a Alejandro, mi papá, te vamos a dar un recibo de esa fundación” que apoya a gente vulnerable. Entonces yo entregaba el cuadro, porque decía que era fácil para la gente hacer un cheque o pagar un donativo. Yo creo que era lo más padre, poder crear cosas que me divertían y venderlas para una causa, y así sucedió durante mucho tiempo. Por cierto, agarré buenos precios, porque no me daba pena pedir, porque sabía que era para otra cosa. Entonces cuando murió mi hijo, quise seguir pintando, pero me salían cosas horribles. Tengo un año de pintar de nuevo y muchísimo mejor que antes.

¿Tiene algún platillo favorito?

Me encantan los chiles rellenos de queso. En general me gusta mucho la comida mexicana, aunque es una lástima que por la edad que tengo no le puedo entrar al mole como antes.

¿Cocina?

Sé hacer huevos estrellados y también... revueltos.

¿Le gusta ir al cine?

Siempre me han gustado mucho los thrillers y las películas que describen historias reales, pero tengo muchos años de no ir al cine. Me divierten muchísimo las series, quizá porque ya me he vuelto comodino.

¿Qué serie de televisión ha visto últimamente?

Outlander me gustó muchísimo y la vida de Porfirio Díaz hecha por Televisa hace muchísimos años, lástima que no le siguió con eso, las de Clío.

¿Tiene mascotas?

Sí. Desde chico he sido mascotero. Mi hijo es perrero como él solo, entonces ahora la mascota que a mí me agrada es la que él educa y yo la consiento. Es un bernés de la montaña que nos regalaron: grandote, precioso, noble. Los que siempre me han fascinado son los caballos, han sido uno de los animales más útiles del mundo; entonces, entre esos dos, me voy rifando mis gustos.

¿Con quién se lleva mejor: ciudadanos, activistas o políticos?

Depende...

¿Aficionado a algún deporte?

Jugué tenis toda mi vida... Fui malísimo, entrenaba dos horas diarias. Llegué a competir en torneos, pero siempre perdía.

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