Gwyneth Paltrow llega a Marcus, el restaurante con estrellas Michelin en el Hotel Berkeley de Londres, justo cuando comienza el servicio del almuerzo en el lugar.
Perfectamente rubia, bronceada y con pecas, la actriz ganadora del Oscar y fundadora de Goop, el imperio en línea de bienestar, irradia una especie de aura dorada que solamente poseen las personas verdaderamente famosas.
Analizamos el menú, una delicia de recetas de temporada cuyos platillos destacados incluyen el cuello de cordero, cocinado durante 36 horas, servido con miso y girolles, y el asado con caracoles Dorset. Todo suena deliciosamente incomible.
“No puedo comer esta mierda. Subamos a mi suite y ordenemos el servicio a la habitación”, dice Paltrow. Resulta que la autora de cinco libros de cocina, incluido The Clean Plate, una colección de planes de comidas, desintoxicaciones y limpiezas que está a punto de ser lanzada, prefiere comer un club sandwich.
Minutos más tarde, entramos a un penthouse con el estilo de un apartamento con vista a Mayfair que encapsula el gran lujo que se puede encontrar en una comedia romántica de Nancy Meyers. Mejor aún, está muy calientito. Deambulo por la sala de estar para ver más de cerca el planeta Goop. La mesa del comedor está llena de productos para el cabello y maquillaje, todos a la espera de que Paltrow esté lista para la apertura de una tienda pop-up Goop.
A su lado se encuentra un ramo de flores blancas. Su tarjeta dice: “Te extraño. Tu esposo, besos”. El esposo es Brad Falchuk, el guionista y productor de televisión con quien Paltrow se casó 10 días antes en Amagansett, Nueva York. Desde entonces, Paltrow disfruta de algo que “vagamente” parece ser una luna de miel. Mañana viajará de regreso a Estados Unidos con Moses y Apple, los hijos de su matrimonio anterior con la estrella pop británica Chris Martin. Los detalles de la ceremonia solo estuvieron disponibles unos días más tarde a través de una publicación llamada The Wedding Party, en Goop.
Desde su lanzamiento en 2008, Goop se diseñó para ser el servicio de noticias de última hora propio de Paltrow. Pero de ser un “lugar para resolver mis propios problemas”, como lo describió en sus primeros años, el negocio se convirtió en una extensa empresa de múltiples categorías con 220 empleados. Se le otorgó una valoración de 250 millones de dólares (mdd) durante su última ronda de financiamiento en febrero pasado.
Estamos esperando el servicio a la habitación. Paltrow pidió un club sandwich, sopa de tomate fresco y papas a la francesa; yo una ensalada de Niçoise y una sopa de tomate, con té.
Como portavoz del bienestar, fue una pionera, y considerando que el Global Wellness Institute estima que el mercado ahora vale alrededor de 4,200 millones de dólares, uno pensaría que se siente bastante petulante.
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Se sirve el almuerzo, arreglado a la perfección por dos camareros que están bastante atolondrados por estar cerca de ella. La sopa de tomate es fresca y sabrosa. El club sandwich es un clásico imponente de la escuela de cinco estrellas del hotel. Paltrow queda fascinada.
¿Siempre ha sido tan resuelta? “Creo que soy muy competitiva conmigo misma”, dice, sacando un poco de tocino del sandwich. “Una parte de eso es realmente saludable y la otra es insana. Parte de mí tiene una vena perfeccionista y es agotador, pero lo bueno es que siempre quiero sacar lo máximo de la vida”.
Goop es una pequeña empresa que se incorporó en 2013. Paltrow recaudó 10 mdd en 2015 y otros 15 mdd en una segunda ronda. Sus inversionistas incluyen a las firmas de capital de riesgo Felix Capital y New Enterprise Associates.
Paltrow fue nombrada directora ejecutiva en 2017. Tiene tres años al mando, pero es tajante al hablar del puesto de director ejecutivo. “Sin duda es la cosa más difícil que he hecho”, dice. Como princesa de las producciones de Miramax, también fue el preciado activo de Harvey Weinstein. Cuando las denuncias de conducta sexual inapropiada del productor surgieron por primera vez, Paltrow hizo pública su propia historia sobre cómo Weinstein trató de propasarse con ella en 1995, cuando estaban solos en una habitación de hotel.
En esa época, Brad Pitt amenazó con matar a Weinstein si intentaba algo así otra vez. Y no lo hizo. Pero, hasta el año pasado, Paltrow se mantuvo en silencio. ¿Ha cambiado la cultura de Hollywood? “Sin duda”, dice. “Puedes verlo, olerlo, saborearlo; es diferente. Solíamos poner los ojos en blanco o apretar los dientes y decir ‘oh, eso es asqueroso’, y hacerlo a un lado. Pero ahora, si trataras de hacer esas cosas a una persona de 24 años en el lugar de trabajo, habría repercusiones. Creo que es muy saludable y tardó mucho tiempo en ocurrir. Estoy orgullosa de haber desempeñado un pequeño papel en esa historia”.
Termina el almuerzo. Un equipo de estilistas llega para preparar a Paltrow para su próxima cita. Las cosas están en movimiento. “Oh Dios. ¿Por qué comí tanto?”, se queja Paltrow mientras posa para la selfie obligatoria. “Mi estómago se siente enorme”. Por supuesto, se ve pequeño. Sus ojos se fijan en las flores. “¿Las quieres? Me voy mañana y se irán a la basura”.
Me llevo las flores. Flores de Goop. Eso me complace en extremo.