"Trabajo por necesidad, no me preocupa el virus”

Cristina Pascal tiene 67 años, sabe que es parte del sector de riesgo de contagio del Covid-19, pero no dejará su puesto de comida en la Central de Abasto de Pachuca

Cristina Pascal, vendedora de antojitos en la Central de Abasto. (Elizabeth Hernández)
Elizabeth Hernández
Pachuca /

Cristina Pascal limpia con cloro los envases de refrescos que ofrece a sus clientes para que acompañen las gorditas o quesadillas de diferentes guisos, así también la mesa y los asientos donde se pueden degustar los alimentos que vende en uno de los pasillos de la Central de Abasto de Pachuca, en donde ha trabajado por 35 años.

Por su cofia de red se asoman las canas de su cabellera sujetas con una liga; sus manos delgadas y arrugadas por la edad, así como por el trabajo, se notan resecas ante el uso de cloro que ahora es parte indispensable en su quehacer diario, “para evitar que ande por aquí el coronavirus ese”, dice con una media sonrisa.


Se mira cansada, pero la venta de alimentos la mantiene, no sólo ocupada, sino también en la tarea de que ella y su madre, de 91 años, vivan sin carencias, “porque de aquí sale para mi mamá, desayuno, comida y cena, además de poderle comprar sus productos de aseo personal”, afirma Cristina.

“Las ventas han bajado a la mitad, como al 50 por ciento, y pues sí preocupa porque de seguir así y si nos cierran, cómo vamos a vivir, porque la verdad tengo que trabajar por necesidad para solventar los gastos, más o menos debo tener 250 pesos diarios para vivir bien”, señala.

Está consciente de que es parte del sector que está recomendando la Secretaría de Salud Federal y estatal se quede en casa, pero ella asegura que no parará de trabajar, “hasta que me obliguen, porque si no, de dónde comemos mi mamá y yo”, señala.

En un bote que tiene jabón y cloro, lava de nuevo el trapo, con el que sigue limpiando envases de Boing, Coca Cola o Mundet, para tenerlos listos para este jueves, “porque no pienso dejar de trabajar ni un día”, asegura tajante.

“Me ha afectado bastante las ventas desde que se dio a conocer lo del virus que ya está acá en Hidalgo, lo he escuchado por radio y televisión, y sé que estar trabajando ha sido una decisión propia, porque sé que tendría que estar en casa, pero me veo obligada a venir a trabajar”, señala, mientras sigue colocando uno a uno los envases de refrescos sobre su mesa de trabajo.

Platica que afortunadamente, su madre tiene Seguro Social, ya que uno de sus hermanos pudo tramitárselo, “por lo que cada mes la llevo a que la chequen y siga bien de salud, pero de lo demás me encargo yo, vivo con ella, yo la mantengo y me da gusto poder hacerlo, es mi madre”, indica en tono orgulloso.

Gloria Campos le ayuda en el negocio, y lo hacer para fortalecer la economía de su familia aportando para el gasto en su hogar, además de apoyar a su hijo, “gana poco, pero es para complementar sus gastos, porque aporta a su casa”, asegura Cristina.

Niega temerle al coronavirus, “porque no soy diabética, ni hipertensa, no estoy incapacitada para trabajar y no, no me preocupa el virus, porque soy una mujer fuerte que puede seguir adelante, ya cuando no pueda, me quedaré en casa”, expresa.

“Mientras me den autorización, seguiré trabajando, porque dependo de mi negocio para que tengamos que comer, porque tengo que comprar mi despensa de la quincena para no estar preocupadas por eso, y pues seguiré trabajando porque me gusta lo que hago, atender a mis clientes y que mis guisados gusten a la gente, porque ¿sabe qué?, el amor es la receta y sé que aquí no entrará el bicho ese, porque uso cloro y dicen que es bueno para ahuyentarlo”.

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