Iba para periodista, pero no me alcanzó el promedio: Gerardo Esquivel

Entrevista

El subgobernador del Banxico asegura que con él y su esposa, Graciela Márquez Colín, se acaba la estirpe de economistas en su familia y añora la libertad de ser un mexicano de a pie.

Ha recibido múltiples reconocimientos, como el Premio Nacional de Periodismo en 2011. (Jorge González)
Carolina Rivera
Ciudad de México /

Considerado uno de los economistas y académicos más citados de la actualidad, el subgobernador del Banco de México Gerardo Esquivel (Ciudad de México, 1965) nunca imaginó llegar a donde está profesionalmente; su sueño era ser periodista.

Recuerda que por su promedio académico y la sobredemanda para entrar a la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) decidió estudiar economía, materia que se convirtió en una de sus pasiones y que lo motivó a cursar una maestría en El Colegio de México y un doctorado en la Universidad de Harvard.

Esquivel ha recibido múltiples reconocimientos y ha colaborado con diferentes medios a escala nacional que, en 2011, le permitieron cumplir su sueño universitario, al ser galardonado con el Premio Nacional de Periodismo.

Además, gracias a su carrera pudo formar una familia al lado de Graciela Márquez Colín, actual secretaria de Economía.

¿Alguna vez pensó ocupar un cargo en el Banco de México?

No, ni siquiera pensé que sería economista y menos pensé que estaría en este trabajo que tengo ahora, así que es una sorpresa.

¿A qué le hubiera gustado dedicarse?

Periodista posiblemente, es una labor que a mí me hubiera gustado mucho. El día que recibí el Premio Nacional de Periodismo dije que para mí era un honor, porque era algo que siempre quise ser.

¿Qué le interesaba?

Me interesaba la parte social, las ciencias sociales en general, pero no necesariamente la economía. Me interesaban otras carreras, otros temas que pensé que iba a estudiar, pero al final de cuentas, por azares del destino, terminé estudiando economía.

¿A qué se debió ese giro?

Intenté entrar al periodismo, yo estudiaba en la UNAM, y para entrar a la carrera que yo quería en ese momento necesitaba un promedio que no tenía. Era mucho más difícil entrar a Ciencias Políticas o Relaciones Internacionales porque eran carreras muy demandadas y economía no; la facultad tenía una capacidad instalada lo suficientemente grande y no había la suficiente demanda de estudiantes, así que era de las carreras en las que había oportunidad de cursar, incluso si no eras tan buen estudiante, por eso terminé estudiando ahí.

¿Fue una buena apuesta al final de cuentas?

No fue una apuesta, pero sí fue una circunstancia de la cual no me puedo quejar y estoy muy agradecido de haber podido estudiar una carrera que me gustó tanto que terminé haciendo una maestría y después un doctorado; he sido economista todos estos años.

¿La economía lo ayudó también a formar una familia?

Así es, mi esposa es economista, estudiamos juntos la licenciatura, así que también en eso me ayudó. En lo personal es un orgullo estar casado con alguien como Graciela, es una profesional íntegra, muy inteligente que, si bien no tenía experiencia en el sector público, lo está haciendo muy bien.

¿Hay competencia profesional entre ambos?

Hemos escrito y editado juntos, así que no hay ningún ámbito de competencia, más bien hay apoyo mutuo, y creo que ha sido muy fructífero, pero lo cierto es que no nos veíamos en esta situación, fue una sorpresa.

¿Imaginó que su camino los llevaría hasta donde están hoy?

Para nada, siempre hemos trabajado juntos. No solo estudiamos la licenciatura, sino la maestría y el doctorado; regresamos a México y trabajamos en la misma institución, así que llevamos muchos años haciendo cosas juntos.

Estaba listo para entrar como subsecretario de Egresos y terminó en el Banco de México.

Los dos puestos son muy importantes y conllevan muchísima responsabilidad, los dos puestos representan una oportunidad insuperable para un economista de lo que uno puede hacer por el país.

Sin embargo, y lo dije cuando se supo que me iban a nombrar, los puestos de una subgubernatura se abren por diseño cada dos años, y que se haya abierto esta oportunidad fue una circunstancia favorable con la que estoy muy contento.

¿Anticipa más economistas en la familia?

No, mis hijos no creo que quieran ser economistas. El mayor está estudiando matemáticas y los dos más pequeños no tienen, aparentemente, ningún interés en la economía y está bien, que ellos elijan lo que quieran.

¿Qué viene después de este cargo?

Descansar un poco, mi nombramiento es hasta el 2022, es para terminar el periodo del subgobernador que salió.

¿Hay posibilidad de que repita en el cargo?

Cumplo requisitos para que me vuelvan a proponer, pero también cumplo requisitos para regresar al Colegio de México, para seguir trabajando como investigador.

¿Extraña esa libertad que tenía como investigador?

Un poco, aunque la docencia no la extraño mucho porque sigo dando clases, y tampoco espero extrañar la investigación porque pienso seguir haciéndolo; pero sí extraño un poco la libertad que daba estar en un ámbito menos visible del que estoy ahora y con menos foco público, pero hacemos lo que se puede y seguimos opinando en lo que se puede.

¿Le gustaría repetir?

Lo veremos, todavía es muy prematuro, apenas vamos empezando.

¿Qué está leyendo?

No voy a pedirle a nadie que me crea, de Juan Pablo Villalobos.

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