El ocaso del siglo XIX significó también el principio de la industrialización en Monterrey, la capital de Nuevo León, que hoy en día es considerado como uno de los motores económicos más importantes de México.
El establecimiento de las empresas tiene como antecedente el desarrollo de tres fábricas, posterior a 1850: La Fama, en el municipio de Santa Catarina; El Porvenir, en Santiago, y La Leona, en San Pedro Garza García.
Sin embargo, la llegada del general Bernardo Reyes como gobernador de la entidad, hacia 1885, significó el comienzo de una etapa vertiginosa en el crecimiento económico de la ciudad, que por entonces apenas rebasaba los 62 mil habitantes, en plena época del Porfiriato.
Dos grandes industrias resultaron clave para este proceso: la Cervecería Cuauhtémoc, fundada en 1890 por los señores Isaac Garza y Joseph Schnaider, y la Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, la cual operó a partir de 1903.
Para ofrecer un panorama de la expansión industrial, a mediados de 1892 existían en la entidad alrededor de 20 fábricas, con aproximadamente una inversión de 2 millones de pesos, que empleaban a 1,200 personas.
A principios del siglo XX, las cifras se dispararon: 21 millones de pesos era el monto de inversión, entre capital nacional y extranjero, y más de 4,500 operarios colaboraban en 30 empresas.
En su libro “Los Orígenes de la Industrialización de Monterrey” (Fondo Editorial Nuevo León/ITESM, 1969), Isidro Vizcaya detalla que el establecimiento de las grandes empresas motivó muy pronto el desarrollo de otras para elaboración de productos alimenticios, construcción y reparación de diversas maquinarias y equipos, fabricación de materiales para edificación, entre otras.
Así fue como comenzaron a establecerse más empresas que hoy perduran hasta nuestros días con grandes consorcios, como Cementos Hidalgo en 1906 (hoy CEMEX), Vidriera Monterrey (hoy Vitro), Hojalata y Lámina o Industrias Monterrey (hoy fusionadas en Ternium), sólo por mencionar algunas.
El legado que han dejado a la sociedad regiomontana ha sido destacado con base en la influencia económica, educativa, social y cultural, la cual ha forjado una “cultura del esfuerzo” que ha distinguido a los nuevoleoneses.
En el aspecto económico, de acuerdo con un estudio sobre el Producto Interno Bruto por Entidad Federativa 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), Nuevo León se coloca como la tercera entidad con la mayor aportación al Producto Interno Bruto del país (8.0) y como la primera derivada de las actividades secundarias, sin contar la minería y el petróleo (10.8).
La iniciativa privada también ha fomentado la creación de centros de estudio, como el Tecnológico de Monterrey, fundado en 1945 por Eugenio Garza Sada, considerado como uno de los símbolos más destacados del empresariado regiomontano.
En lo cultural, la influencia de la industria y el emprendimiento se ha visto reflejada con el impulso de espacios como el extinto Centro Cultural Alfa, el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (Marco) o el auspicio de eventos como el Festival Barrio Antiguo, hoy en día denominado Festival Santa Lucía, el cual se organiza en conjunto con el gobierno del estado.
La urbanización de Monterrey y su área Metropolitana va también de la mano con la industrialización de la ciudad debido a que una cantidad considerable de empresas ayudaron al desarrollo de fraccionamientos, al otorgar créditos de vivienda para los trabajadores, inclusive muchos años antes de la creación del Infonavit.
Así nacieron colonias como Cuauhtémoc e Industrias del Vidrio, en el municipio de San Nicolás, o Vidriera, en Monterrey, las cuales contribuyeron al desarrollo de la ciudad, que actualmente supera ya los 5 millones de habitantes.