La firma legal relacionada con actividades comerciales e industriales Santamarina y Steta advirtió que la alta inflación que se está viviendo en el país no se controla con acciones como el Paquete contra la Inflación y la Carestía (Pacic), implementado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, sino con medidas de política monetaria llevadas a cabo por el Banco de México (Banxico).
El experto en competencia económica de Santamarina y Steta, Vicente Grau, refirió que las medidas del pacto del gobierno contra la inflación, que topa precios a 24 productos de la canasta básica, no enfrentan las causas de la inflación y por tanto resultan artificiales y pueden acentuar una espiral inflacionaria en México dentro de poco tiempo, además de otros daños a la economía.
Explicó que la experiencia de varios países ha demostrado que lo que detiene la inflación son las medidas que tome el banco central en tasas de interés y la libre competencia, porque ahí cada quien ve la mejor manera de bajar los precios para seguir vendiendo y no quedarse fuera del mercado.
El especialista agregó que la política de control de precios puede terminar afectando a pequeñas y medianas empresas que no pueden mantener por mucho tiempo los precios bajos cuando suben sus insumos.
“No es algo nuevo, estamos repitiendo las medidas que tomaron los gobiernos anteriores, como el de Miguel de la Madrid. Lo que se está olvidando son las consecuencias graves que trajeron este tipo de medidas: inflación galopante, mercados negros y quiebras masivas. De mantener estas medidas, lo único que va a quedar en el mercado son las grandes empresas, exactamente lo contrario a una política real frente a la inflación que, además, en caso que haya un acuerdo entre empresas de fijar precios o de vender abajo de costo terminará siendo ilegal”, indicó.
Vicente Grau resaltó que entre las diversas causas que están generando la inflación mundial y de México se encuentra la severa afectación que han recibido las cadenas de suministro y la invasión de Rusia a Ucrania, que generó aumento mundial de precios de combustibles y escasez de fertilizantes, lo que impactó fuertemente a la agroindustria mexicana.
“Adicionalmente, la política del Presidente para reducir el rezago en el salario mínimo presiona fuertemente al flujo y a la capacidad de operación de las empresas”, apuntó.
AMP