John Kerry no descarta volver a competir por la presidencia de EU

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El exsecretario de estado habla sobre los demócratas y la posibilidad de volver a competir por la presidencia de Estados Unidos en 2020.

"Trump podría ir a un lugar muy negativo para su propia reelección en 2020"(AFP).
Edward Luce
Ciudad de México /

El almuerzo con John Kerry no comienza como se planeó. El candidato demócrata a la presidencia en 2004 y exsecretario de Estado de Estados Unidos (EU) se sienta y dice, de manera poco colaborativa, “no tengo hambre”. Pero esto es Almuerzo con el FT, protestó, no puede iniciar una huelga de hambre.

 Nos reunimos en el Café du Parc, un alegre brasserie francés en Pennsylvania Avenue, a unos metros del Trump International Hotel. Kerry viste un traje azul oscuro a rayas, la imagen misma de un candidato presidencial tradicional. Su cabello no tiene tanto volumen, o supuestamente el “estilo francés”, como a los caricaturistas republicanos les gustaría. Acaba de publicar una autobiografía, el clásico movimiento de un aspirante a la Oficina Oval. El tiempo alimentó la especulación de que tiene planes de competir, una vez más, por la Casa Blanca.

 El nombre del político de 74 años sigue siendo el centro de atención. Esa mañana, la administración de Donald Trump lo criticó y lo calificó como casi un traidor por reunirse con funcionarios iraníes. Poco antes de nuestra reunión para almorzar, Nikki Haley, la embajadora del gobierno de Trump ante la ONU —que anunció su renuncia— calificó a Kerry de “antiestadounidense” por reunirse con los iraníes al margen de unas conferencias recientes.

 “Solo están creando cortinas de humo y subterfugios”, dice Kerry, con un poco de molestia. “No siento ningún agravio en lo personal; lamento por mi país y por el mundo que Trump haya tomado una decisión muy contraproducente, porque le da poder a las personas que menos deseas que lo tengan en Irán. Le da credibilidad a la cautela del ayatolá sobre la posibilidad de negociar con nosotros… Trump delira si piensa que estos tipos volverán arrastrándose para negociar con nosotros”.

Le digo que la confirmación de Brett Kavanaugh para el Tribunal Supremo de EU fue el segundo mayor momento de polarización que había experimentado en muchos años que llevo en el país (el primero fue la victoria electoral de Trump en 2016). Me sorprendió que Kerry pudiera encontrar moderada la amargura actual en comparación con la de principios de la década de los 70, cuando, como un exreserva de la Marina muy condecorado en Vietnam, encabezó manifestaciones contra la guerra en ese país.

Me pregunto si cree que Trump es un delincuente, como lo fue el entonces presidente Richard Nixon. Un par de días antes, The New York Times publicó un abrumador reportaje en el que se afirmaba que Trump cometió un fraude para evitar pagar impuestos sobre su vasta herencia. “Eso no fue una noticia para mí”, responde Kerry.

 “Lo que Trump hace es dar licencia a lo que siempre ha estado allí, pero que contuvimos por el sentido de better angels (mejores ángeles) que llevamos dentro los estadounidenses. Es muy peligroso porque desata fuerzas realmente oscuras y cuando no logran lo que quieren, pueden desbordarse, volverse violentas”.

Kerry ya terminó un tazón de sopa de cangrejo de Maryland. Hay dos cosas que podrían detener a Trump, continúa. Lo primero es lo que concluya Robert Mueller, el fiscal especial que investiga la supuesta colusión de la campaña de Trump con Rusia. “Ese podría ser un momento realmente importante”, dice.

La otra cosa con el “potencial” para detener a Trump es una derrota republicana. Las elecciones para el Congreso de la mitad de periodo se llevarán a cabo en menos de un mes. Sin embargo, Kerry teme que una victoria demócrata pueda ser contraproducente. 

“¿Por qué solo digo ‘potencial’? Porque Trump, quien no es normal, podría ir a un lugar muy negativo para su propia reelección en 2020, e incitar a aquellas personas con pasiones aún más violentas. Él no es alguien que se contenga”, explica el político. 

Parece el momento adecuado para preguntar si realmente planea competir contra Trump. Kerry no se detiene. “En este momento, pienso en cómo vamos a ganar el 6 de noviembre”, dice. “Le he dicho a la gente que no lo descarto, pero no estoy preparándome activamente… eso sería inapropiado ahora. Cualquier esfuerzo para el 2020 sería una injusticia para el enfoque real, que es 2018”. Me suena como la negación de una no negación consagrada por el tiempo. 

Llegan nuestras crèmes brûlées. Kerry, feliz, devora el suyo. También pidió un capuchino. Yo tomo un espresso. “Se violan todas las leyes italianas al beber un café con leche en la tarde”, dice. Me pregunto si tal figura, evidentemente plutocrática, puede en realidad abrirse paso como candidato de los demócratas en el clima populista de la actualidad.

 La esposa de Kerry, Teresa Heinz Kerry, estuvo casada con el difunto John Heinz III, quien era heredero de la fortuna de la familia del mismo nombre. Se cree que su patrimonio es de alrededor de 750 millones de dólares. Los Kerry son propietarios de seis casas. ¿Su riqueza no plantea un problema? “Esa es una pregunta justa”, responde. “Mi respuesta es muy simple. Franklin Delano Roosevelt y John F. Kennedy tenían dinero. No es lo que hay en tu cuenta bancaria. Es en lo que crees. Es por lo que luchas. 

El dinero no me define; lo que importa es lo que haces para mejorar la vida de las personas”. Me quedo con la sensación de que Kerry tiene el tipo de currículum que podría influir en la clase dirigente de centro en tiempos más aburridos, para que le dieran otra oportunidad de competir. Pero estamos a millones de kilómetros de ese lugar. No tiene nada que ver con la edad: EU en la actualidad está inquieto por cualquier cosa, menos por la experiencia.



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