Kellogg se abastece de maíz mexicano de siembra sustentable

Alimentación. La empresa contribuye a erradicar el hambre a escala global.

Plan mundial.
Diana Martínez
Sinaloa /

Una tercera parte del maíz que utiliza Kellogg para la elaboración de su cereal insignia está producida en México con técnicas sustentables. Su proyección es que en poco tiempo este insumo provenga en su mayoría de grano trabajado por campesinos mexicanos.

De acuerdo con la compañía, es parte de su estrategia de responsabilidad social Mejores Días, a través de la cual refrenda su compromiso de apoyar la seguridad alimentaria a escala global en el contexto del Día Mundial de la Alimentación, que se celebra el próximo 16 de octubre.

El programa de abastecimiento local de granos de Kellogg inició de manera experimental en México hace una década e inició operaciones en 2017 en los municipios sinaloenses de Navolato, Culiacán, Mocorito y Angostura.

Este año, el programa se extendió a la zona del Bajío, en Guanajuato, y se suman a regiones donde se cultivan otros granos como el trigo. A la fecha, Kellogg ha apoyado a través de la plataforma de Masagro a más de 300 mil agricultores.

Mejores Días, programa de Kellogg para la alimentación


El proyecto se desarrolló gracias a la colaboración con los gobiernos federal y estatales, y a través de la alianza con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), organización con sede en Texcoco, Estado de México, y de donde surgió en 1970 un premio Nobel de la Paz por sus contribuciones a la agricultura: Norman Borlaug.

CIMMYT capacita a los productores para desarrollar en sus campos la denominada agricultura de conservación, con la que logran reducir hasta un 20 o 30 por ciento el agua utilizada en riego, 60 por ciento el uso de agroquímicos y 30 por ciento el empleo de fertilizantes. Esto genera un ahorro de hasta 5 mil pesos en los costos de producción por hectárea y reduce una tercera parte las emisiones de contaminantes que se emiten al medio ambiente.

Al año, Kellogg requiere de 100 mil toneladas de maíz amarillo para sus productos elaborados en México, mismos que además se distribuyen en Estados Unidos y América Latina. Por ello buscó un modelo de gestión que acerca la ciencia al campo, cuidara el uso de los recursos naturales y que al mismo tiempo lograra una ecuación de valor adecuada para los involucrados. 

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