Kofi Annan, el líder innato de la paz

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La personalidad y temple de Kofi Annan, líder de la ONU en tiempos difíciles, lo convirtió en el máximo diplomático de enlace hasta su muerte.

"A veces me meto en una situación y sé que alguien me va a provocar pero, simplemente, me niego a que me provoquen”(AFP).
Alec Russell
Ciudad de México /

Galardonado con el Premio Nobel de la Paz, Kofi Annan fue secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) durante una de las década más difíciles y enviado especial de la paz casi hasta el día de su muerte. Su historia como estadista en el mundo dominó inevitablemente los tributos en las noticias sobre su muerte. 

Pero sus amigos y colegas no tienen muchas dudas de que fue la personalidad y temple del líder ghanés, de 80 años, lo que lo convirtió en una figura excepcional, sobre todo, en una época de populismo y retórica ruidosa

En su primer periodo como secretario general, de 1997 a 2002, su paciencia le ganó el sobrenombre de “papa secular”, aunque en privado insistió en que su autocontrol no era innato. “A veces me meto en una situación y sé que alguien me va a provocar pero, simplemente, me niego a que me provoquen”, dijo en una entrevista después de su segunda gestión. 

Los críticos de línea dura de la ONU mencionaron que era demasiado crédulo en sus tratos con los dictadores, una acusación que rechazó en forma enérgica. Sin duda, la diplomacia, dijo siempre, se basa en la negociación. 

El papel del secretario general de la ONU tradicionalmente es para servir y ser la conciencia de las cinco grandes potencias que forman el Consejo de Seguridad. Aunque estaba orgulloso de presidir los objetivos de desarrollo del milenio de la ONU, en 2005, una nueva filosofía más enérgica de intervención humanitaria, su segunda gestión pasó de una crisis a otra. 

Su calidad también inspiró una carrera brillante en su paso por la ONU. En una época donde muchos estadistas dejaban el servicio público para aceptar puestos lucrativos en el sector privado, pasó sus años como negociador de enlace en las crisis y activista por el cambio en el continente africano.

Nació en 1938, de noble linaje, Annan se educó en un internado y salió de Ghana en 1961 con una beca de la Fundación Ford. Supuso que regresaría “para hacer su contribución”. Dirigió la agencia de turismo de Ghana en 1974, pero ya había comenzado en la ONU, con temporadas en Ginebra y Addis Abeba

Le gustaba recordar que en la escuela desafiaba costantemente a los que tenían autoridad” y aprendió a través de la inmersión en la ONU cómo dirigir a las personas. 

Tras banbalinas demostró ser un consumado servidor público de la ONU en varios puestos importantes, hasta 1992 cuando se convirtió en adjunto y más tarde, en jefe del departamento de pacificación. 

En 1994 llegó el episodio más vergonzoso del departamento: durante la guerra en Bosnia, un pequeño destacamento de fuerzas de paz de la ONU, en Ruanda, ordenó de manera inflexible no intervenir, incluso cuando estalló el genocidio. En particular, se criticó a Annan por un memorándum que salió en su nombre.

Es una mancha en su historial. Pero respondió con razón que era injusto culpar solo a la ONU y no a las potencias del Consejo de Seguridad. Sabían lo que ocurría, dijo, pero decidieron no actuar. 

Sin duda, Annan estaba preocupado por la ONU y su historial en Ruanda. “Sí, Ruanda fue doloroso. ¿Qué podría haber hecho de forma diferente?, me pregunto a menudo”. La masacre de 8,000 hombres y niños por parte de los serbios de Bosnia en Srebrenica un año más tarde, después de que se excedió la capacidad del refugio de la ONU, también carcomía su mente. 

Su postura sobre Bosnia hizo que Washington lo apreciara, al apoyarlo para convertirse en secretario general, cuando EU se opuso a una segunda gestión para el egipcio Boutros Boutros-Ghali. Cuatro años después, él y la ONU recibieron el singular galardón del Premio Nobel de la Paz. Pero sus relaciones con el país americano se volvieron cada vez más tensas después de los ataques del 11 de septiembre, sobre todo, cuando la administración de George W. Bush presionó para una guerra contra Irak.

Enfureció a los políticos de línea dura al sugerir a la BBC que la guerra era ilegal. Mientras algunos presionaban para que saliera, el líder africano se enfrentó a un embarazoso escándalo por el programa Petróleo por Alimentos, el proyecto de la ONU que creó para ayudar a los iraquíes que sufrían por las sanciones, pero que estuvo envuelto en el fraude. 

A medida que pasaban los años después de su gestión en la ONU, su reputación creció. En parte, por el bajo perfil de su sucesor, Ban Ki-moon, Annan logró éxitos notables. En parte eso reflejaba su compromiso con el continente Africano

Una figura destacada en el Panel para el Progreso de África y defensor de la transparencia en las relaciones corporativas con el continente, Annan le apasionaba reformar la agricultura para ayudar a África a alimentarse. “Farmer Kofi” (Kofi el granjero), como le llamaban, amaba ver el trabajo de su Alianza para una Revolución Verde en África, promoviendo las semillas híbridas, los fertilizantes y el acceso a los mercados

“Personas y expertos con mucho menos experiencia sobre cómo funciona el mundo lo describieron como un optimista ingenuo”, menciona su exasistente, biógrafo y gran amigo, Nader Mousavizadeh.






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