La economía global está en peligro de estar atrapada en un panorama de bajo crecimiento y alta deuda, lo que se puede traducir a bajos ingresos y pocos trabajos, de acuerdo con Kristalina Georgieva, directora de general del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Lo anterior también significa bajos ingresos de gobierno y por lo tanto menos inversión para apoyar a las familias y luchar contra los desafíos a largo plazo como el cambio climático.
Gerogieva indicó que a pesar que la inflación continúa a disminuyendo gracias a los esfuerzos concertados de las bancos centrales y a la mejora en el desempeño de la cadenas de suministro se mantiene en territorio positivo la gente no se siente bien sobre sus prospectos económicos.
“Las familias aún están sufriendo de altos precios y el crecimiento global es anímico. Esperamos que la economía mundial crezca un 3.2 por ciento este año y se desacelere a 3,.1 por ciento de crecimiento anual en cinco años”, dijo.
“Esta es la perspectiva a mediano plazo más baja en décadas”, agregó.
La deuda pública va camino de superar los 100 billones de dólares este año, un máximo histórico equivalente a 93 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial y para 2030 se espera que esa cifra se acerque a 100 por ciento.
Ante tal panorama, resaltó que su última Agenda de Políticas Globales se centran en dos prioridades: asegurar el arrendamiento blando y salir del camino de bajo crecimiento y alto endeudamiento.
“¿Cómo podemos hacer esto?, primero, debemos asegurar que la inflación vuelva a la meta en todas partes”, dijo.
“Los principales bancos centrales, incluido el de Estados Unidos, emprendieron correctamente un camino de flexibilización. El truco ahora es terminar el trabajo sobre la inflación sin dañar innecesariamente el mercado laboral”.
El segundo, es actuar sobre la deuda y los déficits, comentó Georgieva.
“Después de años de un apoyo fiscal muy necesario en respuesta a los shocks, ahora es el momento de reconstruir los amortiguadores fiscales.”, explicó.
“En la mayoría de los países, esto se puede hacer gradualmente, pero es necesario comenzar ahora”.
En tercer lugar, resaltó, es crucial que los países implementen reformas que fomenten el crecimiento, desde la reducción de la burocracia hasta la mejora de la gobernanza.
“Hemos visto que las reformas son una fuente de beneficios significativos en todos los países. Nuestro análisis muestra que estas reformas pueden impulsar la producción hasta en un 8 por ciento en cuatro años en los países en desarrollo”, refirió.
“A medida que abordamos estos desafíos, también es esencial que sigamos cooperando en materia de clima, tecnología y comercio”.
El cambio climático y la tecnología están desencadenando transformaciones en la economía mundial que requieren una respuesta de la misma índole.
“Solo trabajando juntos podemos aprovechar las oportunidades y mitigar los riesgos de estos grandes cambios”, comentó.
MRA