¿Este podría ser el año en el que estalle el populismo? En 2016, los votos a favor del Brexit y de Donald Trump sorprendieron a las clases políticas dirigentes del Reino Unido y Estados Unidos (EU).
Pero es probable que 2019 sea el año en que el proyecto populista degenere en la incoherencia, a medida que se haga más evidente que las malas ideas traen malas consecuencias.
Las optimistas afirmaciones a favor del Brexit en 2016, ya se derrumbaron. El acuerdo de Theresa May con la Unión Europea fue denunciado como una traición por la mayoría de los antiguos líderes de la campaña, que apoyaban la salida del Reino Unido del bloque.
Las perspectivas para la rama estadounidense del proyecto populista no parecen ser más atractivas. Los índices de las encuestas en referencia al presidente Donald Trump se hunden una vez más, y el mercado de valores —su medida de éxito preferida— se desplomó.
La investigación del fiscal especial Robert Mueller pronto concluirá su informe y podría desencadenar procedimientos de juicio político. Tal vez, lo más peligroso para el presidente sea que los republicanos de alto nivel empiezan a inquietarse después de los reveses en las elecciones de mitad de periodo y la renuncia de Jim Mattis como secretario de Defensa.
Pero, si bien es tentador argumentar que el populismo ya alcanzó su punto máximo, también es prematuro hacerlo. Hay tres razones principales para esto:
1. Aunque las políticas populistas están en dificultades, las fuerzas económicas y culturales subyacentes que impulsaron el movimiento todavía están presentes.
2. El populismo viene en versiones tanto de derecha como de izquierda. Aunque la derecha tiene dificultades en EU y Reino Unido, la variante de izquierda podría adquirir fuerza este año.
3. El populismo representa un fenómeno global. Los políticos populistas están en el poder, de Brasilia hasta Budapest y de Roma hasta Manila.
Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, adoptó varios temas retóricos de la política de Donald Trump, entre ellos las denuncias a China, el “globalismo” y las élites culturales. Pero, a diferencia de su modelo estadounidense a seguir, Bolsonaro podría tener una luna de miel en 2019 con el aumento de la confianza empresarial y del consumidor, en parte por su promesa de reformas económicas liberales en Brasil.
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Muchos líderes populistas han elogiado a Trump. Por tanto, un juicio político contra el presidente estadounidense tendría un efecto sobre la moral de los populistas en todo el mundo, al igual que la implosión del Brexit en Reino Unido.
Pero, incluso si el grupo del populismo anglo-estadounidense se mete en problemas, las fuerzas que impulsan el movimiento aún parecen fuertes.
El miedo a la migración, la inseguridad económica y el conservadurismo cultural todavía son un potente coctel. Además, seguirá la apelación a un pasado aparentemente más sencillo.
Damares Alves, el ministro para las mujeres en el gobierno de Bolsonaro, prometió la semana pasada que en el nuevo Brasil “los chicos visten de azul y las chicas de rosa”.
Las cuestiones culturales alimentan el populismo de derecha. Mientras tanto, la variante de izquierda continuará haciendo hincapié en los derechos de las minorías y la economía.
El próximo año será productivo para los populistas de izquierda. La carrera para ser el siguiente candidato demócrata a la presidencia de EU ya comenzó. La mayor parte de la energía en el partido parece estar en su ala “progresista”, que ejemplifican Elizabeth Warren, Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Corte. Estos son políticos que critican a los ricos y privilegiados, de una manera que solía ser tabú en la política de EU de la corriente principal.
En Gran Bretaña, la nostalgia posterior al Brexit podría presentar fácilmente a Jeremy Corbyn la oportunidad de convertirse en primer ministro. Una victoria de Corbyn en Reino Unido inspiraría a los populistas de izquierda en todo el mundo, por mucho que el Brexit persuadiera a los populistas de derecha (incluida la campaña de Trump) de que la historia se movía en su dirección.
El populismo de la izquierda tiene una importante rama latinoamericana. La elección de Andrés Manuel López Obrador como presidente de México en 2018 fue recibida con entusiasmo por la extrema izquierda de todo el mundo. Corbyn, que alguna vez fue un seguidor entusiasta del venezolano Hugo Chávez, es un viejo amigo de López Obrador y fue invitado de honor en su toma de protesta.
Los centristas pragmáticos sospecharán que a los experimentos con el populismo, tanto de México como de Brasil, les va a ir tan bien como al Brexit y a la presidencia de Trump. Pero el centro necesita algunas nuevas canciones.
Políticos como el presidente de Francia, Emmanuel Macron, cuya respuesta al populismo es reproducir la música antigua, solamente que más fuerte, corren el riesgo de ahogarse. El populismo está en problemas, pero el momento populista no se ha superado.