El paso lento, pero firme de los programas de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) ha avanzado. Desde 2008, cuando una crisis financiera global obligó al mundo a replantearse el futuro, la generación millennial ha tenido el efecto de una inmensa ola que acelera la transformación de las entidades productivas en las que los individuos tienen cada vez mayor peso y responsabilidad.
De acuerdo con el informe “Tendencias Globales en Capital Humano 2018”, de Deloitte, en el país poco más de 8 de cada 10 ejecutivos, 82%, define como un tema muy importante la decisión de impulsar estrategias RSE. Sin embargo, de ellos solo 63% se declara capaz de enfrentar el reto.
“En términos prácticos, sí es un tema importante, pues 6 de cada 10 reconocen que no necesariamente están totalmente listas, pero más que marketing, más que aparecer en el radar, sí es un tema que se empieza a tener en la sangre, en el ADN de la empresa”, dice Jorge Ponga, socio de Capital Humano de Deloitte México.
Esto obedece principalmente a las llamadas macrotendencias que impulsan el poder del individuo. En las organizaciones, la generación millennial cada vez tiene una mayor injerencia en la operación; “50% de la población en las organizaciones está ocupada por millennials, pero aumentará a 60 o 65% en los próximos años. Esta generación tiene interés en que las empresas tengan conciencia social. Entonces, muchas de las organizaciones combinan el poder del individuo con el concepto de empresa social, y lo hacen de manera genuina”, explica Ponga.
Durante su participación en Milenio Foros, “Empresas que cambian su huella”, Tomás Fernández, socio líder de Capital Humano de Deloitte, mencionó que “97% de la población es millennial piensa que toda empresa tiene que ir más allá del lucro”. Agregó que la RSE debe tener un enfoque hacia tres principales temas: dividendos de la longevidad; bienestar de la planta y uso de nuevas tecnologías”.
Por su parte, Sophie Levan, gerente de Capital Humano en Deloitte México, considera que ahora el reto es agregar valor tanto para las empresas como para las sociedades a las que pertenecen y, para ello, deberán elaborar un programa de RSE que haga sentido y que tenga un impacto mayor en ambas.
La estrategia debe contemplar que los individuos se mueven de una forma muy rápida —y las redes sociales incentivan los cambios—, mientras las empresas buscan cómo ir a la par a través de acciones que no solo apoyen, sino que no obstaculicen, frente al rezago de instituciones gubernamentales que no pueden responder a la misma velocidad.
Esto no necesariamente significa que México esté atrasado respecto de otros países. Según Levan, el problema, es que hay muchas iniciativas e individuos que hacen esfuerzos para mejorar, pero les falta organización y enfoque. Por eso, desde Deloitte buscan poner en contacto a diferentes grupos de interés que apoyen una misma causa para lograr un mayor impacto en la sociedad.
La imagen puede ser un imán
Si bien muchas personas aún consideran que detrás de la RSE puede haber un interés corporativo, las acciones de las empresas han modificado los resultados que muestran cómo, a mayor participación e inclusión, mejora la imagen de las compañías en la comunidad donde están instaladas.
Elena Beguerisse Rivera Torres, directora corporativa de KIO Networks, considera que “depende de las iniciativas que tomen las empresas. En algunos casos, el beneficio financiero puede ser menor, pero la contribución a la sociedad es un aporte importante”. Beguerisse resalta que el tema cada vez suma más casos de éxito y se ha posicionado en las mentes de los directivos de las empresas.
“Evidentemente uno de los jugadores importantes es la iniciativa privada; las empresas están asumiendo, o asumir ese rol, ese hueco faltante a través de algunos conceptos que van de la mano con la RSE. No es otra cosa que una conciencia, un impacto social en temas como diversidad, inclusión, etcétera, que cada vez están más presentes en las organizaciones”, dice Ponga.
La nueva visión de las corporaciones no pasa desapercibida para los consumidores. Las acciones que caen bajo el paraguas de la RSE son tan diversas y nobles que han creado o reforzado una imagen positiva que se traduce en mayores ventas.
Un estudio de Havas Media Group, una de las empresas globales de marketing y comunicación, establece que, al momento de tomar sus decisiones de compra, 59% de los consumidores en México evalúa el impacto que una marca tiene en el bienestar de las personas. Mientras que 52% consulta de manera regular información sobre el comportamiento de las empresas con la sociedad.
La encuesta global establece que 65% de los CEO consideró el crecimiento inclusivo como una de las tres principales preocupaciones estratégicas, con un nivel tres veces mayor a la proporción de valor para el accionista. De acuerdo con investigaciones realizadas en la Universidad de Harvard en Estados Unidos, las empresas “Fortune Global 500” destinan unos 20 millones de dólares (mdd) al año a la RSE.
El Dato.20
mdd destinan al año en promedio las empresas en su RSE
Pero eso es solo un indicio de la importancia del tema. En México, la inversión hacia los diferentes programas que abarcan el área de RSE es considerada en los reportes financieros de las empresas listadas en la Bolsa.
La académica e investigadora Ana María Romo Jiménez, de la Universidad Autónoma de Nuevo León, dice que es un elemento inherente en la actividad empresarial que “desarrollen índices de sostenibilidad en los mercados bursátiles, porque establecen códigos de conducta, se emiten informes sociales, se integran voluntariamente a declaraciones y normas internacionales”. Incluso, aquellas empresas que no cotizan en la Bolsa buscan certificaciones que respalden su RSE.
Alianzas con estados
De acuerdo con el mismo informe de Deloitte, el tema de la corrupción es percibido como una de las principales causas de desconfianza por parte de la población hacia los programas sociales de las empresas ya que estos se enfocan en ayudar a mejorar la infraestructura y apoyos a la comunidad.
El estudio también destaca la falta de cobertura en temas sociales, económicos y políticos planteados desde hace 10 años en los modelos productivos que se trazaron en los Objetivos de Desarrollos Sostenibles de la ONU. Por ello, el Centro Mexicano para la Filantropía (CEMEFI), anualmente entrega los Distintivos ESR.
Apenas en mayo, se registraron 876 compañías lo recibieron y, por primera vez, hay corporaciones certificadas en todo el país. Las entidades que concentran el mayor número de ESR son la Ciudad de México, 387; Nuevo León con 69; Jalisco con, 65; Sinaloa con 48, y el Estado de México con 44.
Durante la entrega de distintivos, Jorge Familiar Haro, presidente de CEMEFI, destacó que “el papel de las empresas socialmente responsables es fundamental para alcanzar las metas propuestas por los Objetivos de Desarrollo Sostenible que, en resumen, buscan poner fin a la pobreza y lograr una vida digna para todos”.
Por ello, es previsible que los estados con un mayor número de empresas con buenos estándares de RSE, tienen más posibilidad de cubrir los huecos en la inversión pública destinada al desarrollo, sobre todo si las corporaciones actúan de manera conjunta con las autoridades estatales.
El Dato.8 de cada 10
ejecutivos define como muy importante la decisión de impulsar estrategias de RSE
Cambiando vidas
La apuesta de la consultora es convocar a empresas, asociaciones sin fines de lucro, instituciones gubernamentales e individuos a una iniciativa que impulsa la inclusión y mejora laboral de las personas con discapacidad. El INEGI reconoce que en el país hay siete millones de personas en esa situación; más de 80% no nacieron con alguna discapacidad, sino que la generaron por diversas razones y la mitad, debido a accidentes.
Además, Ponga asegura que las personas con discapacidad está en disposición de trabajar, solo que no tienen apoyo. Ponga explica que en comparativos con otros países ven que la misma ley obliga o penaliza a las empresas si no tienen cuando menos 5% de colaboradores con discapacidad.
En algunos países es de 3%, mientras que en México no llega ni al 1% las organizaciones que lo hacen. “Hay una gran necesidad, pero pocos incentivos o penalizaciones alrededor. Falta mucho trabajo al respecto tanto del sector privado como de algunas autoridades”, dice Ponga. La iniciativa de Deloitte México arrancó hace 10 meses y tiene como objetivo tocar 300,000 vidas en los próximos tres años.
¿Qué significa esto? Encontrar la forma de generar una plataforma que conecte a todos los jugadores para tener mayores oportunidades laborales, de aprendizaje y capacitación que se puede dar en línea o presencial”, finaliza Ponga.