El presidente Joe Biden le puso “buena cara” a su historial económico mientras se encontraba frente a un puente recientemente reconstruido en Pittsburgh, Pensilvania, y le pedía a los votantes que se quedaran con su partido en las elecciones de mitad de mandato de la próxima semana.
“Para muchas familias, todavía es un poco difícil”, reconoció el presidente estadunidense. “Pero hay puntos brillantes en los que Estados Unidos se está reafirmando, como aquí en Pensilvania”.
Con base en la mayoría de las mediciones del mercado laboral, Biden no debería tener problemas para defender su agenda económica, que ha implicado amplios aumentos del gasto público junto con mayores cargas fiscales y una aplicación más estricta para los ricos y las grandes empresas.
Bajo la guardia de los demócratas desde enero de 2021, la recuperación generó 10 millones de puestos de trabajo y la tasa de desempleo cayó hasta 3.5 por ciento.
Pero los meses de inflación incesantemente alta —con los precios al consumidor que todavía subieron a una tasa anual de 8.2 por ciento en septiembre— hacen que las “Bidenomics” sean una ventaja casi imposible en la campaña electoral de los demócratas.
De acuerdo con las encuestas de RealClearPolitics, 57.9 por ciento de los estadunidenses desaprueba el manejo de Biden en materia de economía, mientras que solamente 38.9 por ciento lo aprueba, una debilidad crítica que deja a los demócratas con grandes posibilidades de perder el control de la Cámara de Representantes y posiblemente del Senado durante las elecciones intermedias de Estados Unidos (EU) el 8 de noviembre.
“Creo que las políticas generales son muy positivas para la economía, tanto a corto como a largo plazo. Así que creo que merece crédito. Sin embargo, no está recibiendo ninguno”, dijo Mark Zandi, economista de Moody’s Analytics, que ha asesorado a políticos republicanos y demócratas.
“La gente tiene que pagar mucho más en la gasolinera, en el supermercado, en el alquiler, y la alta inflación es un ácido en la percepción de la gente sobre lo bien que le va y qué también lo está haciendo el presidente en la economía. Creo que lo colorea todo”, dijo Zandi.
Una piedra en el zapato
Las políticas económicas de Biden se han ejecutado como un cruce del siglo XXI entre el New Deal (Nuevo Acuerdo) de Franklin Delano Roosevelt y la expansión de la red de seguridad de Lyndon Johnson, bajo el supuesto de que los estadunidenses estaban dispuestos a aceptar una mayor intervención del gobierno en la economía después de la pandemia de coronavirus.
Durante los meses de negociaciones con el Congreso, los planes de Biden se diluyeron un poco y se dividieron en al menos cuatro grandes proyectos de ley. Pero lo que firmó como ley incluía billones de dólares en dinero federal para pagos directos de estímulo a los hogares; financiamiento de proyectos de infraestructura; subsidios e incentivos para inversiones en energía limpia y fabricación de chips; y medidas para reducir los costos de los medicamentos con receta.
Todas ellas eran altas prioridades de los demócratas que eran consideradas ampliamente populares, pero que no son recompensadas en las encuestas.
“Producir un auge, con estas cadenas de suministro realmente limitadas y relaciones económicas internacionales complicadas, es realmente difícil de hacer”, dijo Felicia Wong, la presidenta de Roosevelt Forward, el grupo de reflexión progresista, que formó parte del equipo de transición de Biden. “Es aún más difícil cuando los votantes no lo entienden, y por razones comprensibles, pero quizá desafortunadas, los políticos no hablan sobre eso ni lo explican”.
De cara a la recta final de sus campañas electorales, algunos estrategas y encuestadores demócratas señalaron que el Partido Demócrata tiene dificultades por averiguar cuándo y cómo hablar claramente sobre la economía, en comparación con otros asuntos, como el extremismo del expresidente Donald Trump y la destrucción del derecho al aborto por parte de la Corte Suprema de EU.
“Los demócratas deben entender que tenemos un mensaje ganador sobre la economía y la inflación, pero el aumento de los costos nos vencerá si evitamos el tema”, escribieron Patrick Gaspard, Stan Greenberg, Celinda Lake y Mike Lux en el diario The American Prospect la semana pasada.
“La inflación y el costo de vida es la preocupación número uno (de la gente) en este momento, y piensan y hablan de eso todo el tiempo en parte porque creen que está empeorando sin que haya un final a la vista”, añadieron los demócratas.
Los ataques del lado republicano han sido implacables y políticamente eficaces. En los anuncios de campaña, en las redes sociales y en los actos públicos critican las inyecciones de dinero y el gasto a gran escala por provocar y luego alimentar la inflación, aunque la guerra en Ucrania y las disrupciones de la cadena de suministro a causa del covid-19 también fueron factores importantes.
El Dato...57.9 por ciento
De los estadunidenses desaprueba el manejo deJoe Biden en materia económica, mientras que 38.9% lo aprueba
En los últimos meses, Biden y su equipo económico se apresuraron a mostrar sus logros. La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, que enmarcó la filosofía económica de la administración como “economía moderna del lado de la oferta”, ha viajado por todo el país para hablar de todo tipo de cosas, desde los vehículos eléctricos hasta los incentivos fiscales para la energía limpia.
Brian Deese, director del Consejo Económico Nacional, visitó el centro de Cleveland para hablar de los esfuerzos de la administración por proteger las cadenas de suministro nacionales y revitalizar la fabricación estadunidense. Estos esfuerzos condujeron a una avalancha de planes de empresas de primera línea, como Intel y General Motors, para construir plantas en Ohio, el estado del Medio Oeste que en los últimos años se inclinó hacia los republicanos.
“Es una estrategia económica.… que da prioridad de forma bastante explícita a aquellos lugares que fueron ignorados con demasiada frecuencia”, dijo Deese en una entrevista en el Ala Oeste de la Casa Blanca la semana pasada. “Si esto continúa y tiene éxito, entonces la gente lo verá y marcará una diferencia”.
¿Un nuevo enfrentamiento?
También insiste en que la economía puede evitar la recesión incluso cuando la Reserva Federal (Fed) suba las tasas de interés, señalando la salud de los balances de los hogares y del mercado laboral.
Si nos fijamos en las principales métricas de la estabilidad económica: la morosidad de las tarjetas de crédito, la morosidad de las hipotecas y las quiebras personales, todas ellas bajaron entre 10 y 30 por ciento, niveles más bajos que antes de la pandemia”.
La administración de Biden se apresuró a tomar medidas para bajar los precios a corto plazo, incluyendo la liberación de crudo de la Reserva Estratégica de Petróleo y las amenazas de hacer más si es necesario para bajar el costo de la gasolina, que es el bien más sensible políticamente en EU.
Aunque en las últimas tres semanas los precios bajaron, una tendencia que celebró el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Ron Klain, en un tuit la semana pasada, todavía se encuentran por encima de sus niveles de hace un mes y de hace un año.
Joe Biden, tratando de establecer un contraste más marcado con la oposición, advirtió que si los republicanos toman el control del Congreso, Estados Unidos correría el riesgo de nuevos enfrentamientos sobre los impuestos y el gasto, que podrían llevar a una crisis del techo de la deuda y a un posible incumplimiento de pagos.
Tim Kaine, senador demócrata por Virginia, dijo que cree que existe la posibilidad de que los votantes le den a su partido el beneficio de la duda. “Saben que ninguno de nosotros tiene una varita mágica. Tienen diferentes ideas sobre cuáles son las causas, y creo que entienden algunas de las cuestiones globales. Pero lo que quieren ver es un Congreso que intenta responder”.
Sin embargo, algunos analistas políticos advierten que cualquier reajuste del mensaje económico puede llegar demasiado tarde. “Es realmente un poco burdo: ellos tratan de vender su libro de tácticas políticas de 2020 o 2021 para un entorno diferente en 2022, y no funciona del todo”, mencionó Ben Koltun de Beacon Policy Advisors.
srgs