En México, Mayra González ya lo había logrado todo. Comenzó muy joven vendiendo autos en una agencia de Guadalajara, pero su entereza y determinación la llevaron a convertirse más adelante en la directora general de Nissan Mexicana, puesto que desempeñó durante tres años, para luego viajar a Japón, donde fue nombrada directora general de Ventas Globales de Nissan Motor Company.
En una industria manejada casi totalmente por hombres, esta mujer de 47 años ha logrado sobresalir como ninguna, e incluso estableció un récord histórico de 401, 055 unidades vendidas en 2016, el mayor volumen registrado en la industria automotriz en México y una cifra que muy difícilmente será superada.
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Hoy, se ha mudado de nuevo. Ahora vive en París, desde donde ejerce el cargo de vicepresidente divisional de transformación, ventas y marketing para África, Medio Oriente, India, Europa y Oceanía de Nissan. Al mismo tiempo, se desempeña como madre y esposa, en un país totalmente distinto al suyo… Sobre esta vida nómada y llena de logros, platicó con MILENIO.
—¿Qué te impulsó a dejar México?—
"Creo que yo siempre quise llegar a la cima de Nissan Mexicana, pero como parte de mi camino, no como meta final. Ya cuando estás ahí y te das cuenta de que todo sucedió antes de lo esperado –acababa de cumplir 39 años cuando le dieron el nombramiento—, y después de tres años de estar al mando, te preguntas qué es lo que sigue.
"Siento que quedarse en un mismo puesto mucho tiempo no te permite crecer profesional ni personalmente. Tienes que abrirte a nuevos horizontes, porque el mercado de México sí es importante, pero cuando sales, en perspectiva, es pequeñito. Y cuando te llega la oportunidad de ir a operar un área a nivel global, obviamente la tomas, pues también sabía que estar en México mucho tiempo no me aportaría más conocimiento.
"Además, pienso que debemos dar paso a los nuevos equipos y a otras generaciones, porque la industria automotriz es cíclica y yo ya había cumplido mi ciclo. Siento que era momento de reiniciarse en una nueva aventura. Ha sido de las mejores decisiones que he tomado en mi vida".
—Hablando particularmente del papel de la mujer en la cultura japonesa, ¿qué diferencias encontraste respecto a México?—
"Yo pienso que México y Japón tienen todavía un rezago en cuanto al tema de que la mujer esté más presente, no solo en la sociedad, que es muy fuerte, sino en la política, la cultura y las empresas. Creo que ambos países han avanzado, pero aún veo en el camino una gran brecha.
"En Japón también el tema cultural es complejo, hay que entender de dónde vienen. Desde la época de los samuráis, la mujer juega un papel fundamental en la sociedad, pero solo como centro de la familia.
"Ahora que hay menos fuerza laboral, porque la población se está haciendo más grande, pienso que las mujeres van a poder integrarse más, pero el tema es que se necesitan políticas empáticas para que las mujeres puedan realmente permanecer. Todo eso va avanzando, pero muy lentamente, y yo creo que Europa es el que está un poco más avanzado".
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—¿Cómo fue llegar a tu puesto, siendo la primera mujer latina en fungir como líder en este nivel?—
"Algo que tienen los japoneses muy presente es el respeto. Y obviamente el tema organizacional, pues hay una jerarquía y ellos respetan mucho al jefe. Entonces, para mí fue sencillo llegar, porque respetaban mi posición, independientemente de la persona.
"Para algunos era muy difícil, incluso, tener una conversación conmigo, verme a los ojos, por qué yo hablo fuerte, me río fuerte, miro a los ojos y quizá para ellos era mucho. Pero ambas partes aprendimos a entendernos, respetarnos y, de alguna manera, a disfrutarnos. Porque uno siempre aprende del otro y, al final, ha sido uno de los equipos que más satisfacción me ha dado en toda mi carrera profesional, porque fue un grupo súper unido, donde creamos un ambiente de seguridad, donde todo el mundo podía decir y hacer, algo que no es muy común en Japón".
—En estos cuatro años y medio, ¿implementaste alguna política de género en la empresa?—
"Como política no, porque esas decisiones se toman a niveles de CEO, pero pude aportar mucho en temas de diversidad e inclusión. De hecho formamos un grupo de apoyo para mujeres en la parte global, donde se podía compartir, conversar, tratar los temas que a todas nos interesan y en el que, más que líderes compartiendo sus historias, era un grupo de desarrollo, con mujeres para mujeres.
"Este programa se llamaba Gang, no porque fuéramos una pandilla, sino por las siglas de Girls at Nissan Global. Y es una es una actividad que ha seguido hasta la fecha".
—¿En tu caso has percibido que sigue presente el concepto de techo de cristal?—
"En general, sí. Pero te digo la verdad, yo creo que son dos techos. Uno es el que pone la empresa, porque no hay políticas empáticas ni programas para que las mujeres se desarrollen, no hay oportunidades o existe una brecha salarial. Eso es por parte de ellos y sí se pueden ver las limitantes, pero también hay otro techo que nos ponemos nosotras solitas, al permitir no tener visibilidad o no tomar tu lugar en la mesa, no decir tus ideas o estar 100% segura.
"Yo creo que hay muchas cosas que las mujeres tienen que hacer y otras que le toca hacer a las empresas. Digamos que tiene que ser un trabajo conjunto para que funcione.
"En mi caso, nací con ese chip de hacer lo que hay que hacer, no tener miedo y aprender de mis errores. No es que siempre vaya por la vida pensando que se puede todo, porque también llego a tener dudas, pero encontrar ese balance es lo que a mí me ha motivado".
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—¿Y cómo ha sido desempeñar este nuevo cargo en Francia?—
"Me trajo la curiosidad de seguir aprendiendo. Pensé que si realmente quería tener una visión global y ser una ciudadana del mundo, la parte de Medio Oriente, Europa y Oceanía me faltaba.
"Es un reto. No solo profesional, también cultural, porque hay muchas culturas aquí en Europa, y es una situación loquísima, pues también soy la única latina, la única mexicana, y la segunda mujer en un puesto ejecutivo.
"Soy muy diferente de lo que encuentras aquí, entonces yo creo que también por eso me trajeron, para traer cambios".
—¿Qué cambios te gustaría implementar?—
"Estamos redefiniendo muchas de las partes del negocio porque la industria está cambiando tan rápido que nosotros no podemos seguir igual, entonces mi tarea es ver cuáles son las áreas que hay que transformar o proyectos que hay que empezar desde ya para la sustentabilidad del negocio en el futuro, porque hoy en día todas las marcas queremos salvar al mundo, todas vamos a ser eléctricas, todas somos verdes, todas vamos a hacer feliz al cliente.
"¿Pero cuál es el valor añadido? Debemos encontrar lo que nos va a diferenciar del resto. Y esa es mi labor específicamente en Europa, expandirnos a toda la región, por lo que es un reto súper interesante, aunque no es a lo que estaba yo acostumbrada. Digamos que toda la experiencia de estos 23 años en Nissan, me trajo a este punto en donde todo lo que aprendí, hay que desaprenderlo, y buscar la manera de hacerlo diferente".
—¿Cuál crees que sería el valor añadido que personalmente aportas a cada proyecto?—
"Yo hago que las cosas pasen y lo hago a través de las personas. Me gusta mucho inspirar a los equipos, trabajar con ellos y, sobre todo, alcanzar metas muy específicas, pero siempre haciéndolo de manera diferente, más eficiente y más feliz. En todos los equipos que he trabajado es la constante, no solo reunir a la gente, sino poner las piezas correctas para que las cosas sucedan.
"Puedes tener excelentes ideas, pero si no haces que las cosas sucedan y no haces que la gente esté feliz, se vuelve solo un trabajo. En mi caso, mi misión es ser una líder que inspire, no una que solo entregue resultados".
—¿Llega a pesar el puesto?—
"La verdad es que nunca he creído que yo sea un puesto. Siempre soy Mayra González, ahora sí que aquí y en Japón. En donde sea que yo esté, eso no cambia. No puedo separar a la persona de la profesionista, pero logro el equilibrio al recordarme de dónde vengo y quién soy.
"Cuando me preguntan, yo siempre digo que vendo carros. Ahora vendo unos poquitos más, pero mi nombre es Mayra González y sigo vendiendo autos. Hay gente que se llena al decir que son, pero cuando tú te vuelves un puesto, es super triste. Porque quiere decir que no tienes una identidad propia, y claro, ¿qué va a ser de ti después?"
—Dices que ahora vendes unos poquitos autos más, pero tienes un récord de ventas que hizo historia…—
"Y que no creo que vuelva a pasar. ¿Pero te digo la verdad?, no me siento más, ni me tomo mucho tiempo a pensarlo porque ya pasó. Fue una parte de mi camino y de mi aportación, pero otra vez, nunca fue la meta final. Caminas y la meta se mueve, pero mi propósito es estar contenta y feliz con lo que hago, aportar y poder conectar con la gente.
"Para mí las metas siempre se van moviendo. Entonces es prioridad sentirme satisfecha de lo que hice y de lo que dejé, no solo en temas del negocio, sino en temas de la gente.
"Todavía me quiero quedar un ratito en el mundo corporativo, pero siempre haciendo cosas que me gustan y que me permitan seguir escribiendo una buena historia".
—¿Qué les dirías a las mujeres que se sienten superadas?—
"Pues que también yo estuve ahí. Que hay días que estuve muy cansada y no solo física, mental y emocionalmente. Pero al final nosotros somos nuestras propias heroínas. Tenemos que cuidarnos, salvarnos, protegernos y desarrollarnos, pues, cuando tú entiendes que eres la que se tiene que ayudar y crear sistemas de apoyo, cuidar tu salud, tu sueño y tus barreras, poniendo límites en tu parte emocional, a partir de ese momento todo empieza a encajar.
"Por ejemplo, si es fin de semana, prefiero quedarme en mi casa, porque ya no me siento con esa obligación de tener que hacerlo todo, ni con esa culpa de decir no, no quiero ir, me voy a quedar. Me quedo contenta con esa decisión, pues ya entendí que no se trata de estar dándole gusto a todos, cuando lo más importante que tengo soy yo, y mi familia. Después puedes expandirte a donde tú quieras".
aag