Michael Moritz es el nuevo patrocinador del Booker Prize

FT Mercados

El inversionista de capital de riesgo de Google, LinkedIn y Paypal patrocinará uno de los premios más prestigiosos de literatura a nivel mundial.

Michael Moritz, presidente de Sequoia Capital.
Richard Waters
Ciudad de México /

Para ser uno de los inversionistas más ricos de Silicon Valley, Michael Moritz tiene unas raíces poco comunes. Un galés de Cardiff que se mudó a Estados Unidos (EU) como periodista de la revista Time, no encaja en el modelo tradicional de inversionista de riesgo.

“No es ninguno, realmente parecía menos convencional”, dice Jerry Yang, cofundador de Yahoo, quien era estudiante en la Universidad de Stanford cuando conoció al inversionista de startups a mediados de la década de 1990.

 En 2013 cuando obtuvo el título de caballero británico, Sir Michael Moritz realizó sus primeras inversiones en Google y en YouTube, consolidando su lugar como uno de los principales inversionistas en la historia de la tecnología.

 Se describe a sí mismo como el mayor inversionista individual en los fondos que administra Sequoia Capital, la firma de capital de riesgo de empresas de primera línea, donde trabaja desde 1986.

 La revista Forbes estima que su riqueza asciende a los 3,400 millones de dólares (mdd), pero el mismo Moritz dice que “es un poco más alta”.

 Parte de esa riqueza se empezo a mover esta semana cuando Crankstart, la organización benéfica que estableció con su esposa, Harriet Heyman, aceptó dar apoyo financiero al Booker Prize, uno de los principales premios literarios de ficción en lengua inglesa, durante los próximos cinco años.

 Al preguntarle por qué, dice: “Harriet y yo, hemos estado rodeados de libros desde que podemos recordar”. 

Las palabras le importan mucho al experiodista, aunque lo hayan metido en aprietos. “Cuando él dice algo, tú escuchas. Es muy conciso”, dice Yang.

 Agrega que las ideas del inversionista exigen atención en la sala de Consejo: “Lo ve desde un ángulo diferente”. Pero la mirada crítica de Michael también fue su perdición. 

Mientras era periodista de la revista Time, Steve Jobs le pidió que hiciera una crónica de la vida en Apple. Pero en su reportaje, descubrió un secreto: Jobs tenía una hija ilegítima a quien se negó a reconocer o apoyar.

Michael culpa a sus editores por reformular el artículo para hacer ver mal a Jobs, lo que llevó a una ruptura. “Steve estalló y yo renuncié”, dice, y agrega que Jobs tenía razón por haberse enojado. 

Sin embargo, continúa buscando la polémica, al escribir con aprobación en Financial Times sobre el ritmo implacable de las startups de tecnología de China, donde los trabajadores dedican tantas horas a la empresa donde laboran que apenas ven a sus familias. 

Los contrastó con los agotadores debates en EU sobre el equilibrio entre el trabajo y la vida, y los calificó de “preocupaciones de una sociedad que empieza a volverse inestable”.

 Es tentador atribuir su éxito como inversor a la incansable creación de redes de contactos y por la suerte. A mediados de la década de 1990, Michael estaba buscando aplicaciones para el entonces nuevo navegador Netscape cuando surgió la oportunidad; el empresario Randy Adams lo envió a Yahoo, que estaba creando uno de los primeros índices web. 

Eso lo llevó a Google. Los fundadores de Yahoo planeaban subcontratar las consultas de búsqueda de su sitio a una startup más joven, pero Moritz dice que querían tener la seguridad de que Google estaba financiado adecuadamente antes de dar el salto.

 Sequoia y su colega capitalista de riesgo Kleiner Perkins pagaron 25 mdd por 20% de Google, el único dinero que recaudó la compañía tecnológica antes de su salida a bolsa en 2004. 

Él tuvo fallas prominentes, como las de las Webvan y eToys. Pero en un mundo donde los grandes éxitos de inversión son escasos, se destaca la consistencia del éxito de Michael.

 Él asumió el liderazgo de Sequoia de Don Valentine —uno de los primeros inversionistas de startups de Silicon Valley— a mediados de la década de 1990.

 La firma luego se movió más allá de sus raíces de capital de riesgo, estableciendo divisiones para administrar las fundaciones familiares y manejar las inversiones del mercado público. Mientras estaba al mando, se convirtió en el inversor extranjero de mayor éxito en China. 

“Entendimos que el mundo había cambiado y que Silicon Valley no iba a ser el centro del universo en los siguientes 50 años”, dice Moritz.

 Se retiró de la dirección de Sequoia en 2012, debido a una enfermedad que nunca se ha identificado públicamente. En ese entonces dijo que era incurable y se predijo que conduciría a un deterioro físico. Pero aún trabaja de tiempo completo haciendo inversiones y tiene un lugar en 10 Consejos de Administración.

 A través de Crankstart, Michael y su esposa han hecho importantes donativos a la educación, incluyendo 75 millones de libras (mdl) en 2012 para financiar becas en la Universidad de Oxford, donde fue estudiante universitario, para los estudiantes con menos recursos. 

En su ciudad adoptiva de San Francisco, Michael parece disfrutar de desafiar la ortodoxia liberal que prevalece. El año pasado, se opuso a una iniciativa electoral para recaudar 300 mdd al año en nuevos impuestos para combatir la mendicidad argumentando que la propuesta estaba mal diseñada.

 Después de financiar algunas de las empresas más disruptivas del mundo, podría parecer perverso que Michael Moritz ahora respalde algo tan tradicional como un premio literario. Pero dice que “al igual que la música y el video, creo que el futuro es más brillante que el pasado”.

 Las ventas de libros impresos aumentan nuevamente y los audiolibros permiten que los lectores los consuman en nuevas formas. “La novela apuntala muchas formas de entretenimiento. No creo que nadie haya perdido el apetito por una buena narración”, dice Michael.


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