El pago de aranceles a pesar del acuerdo comercial es lo que les ha pasado a varias empresas británicas que exportan a la Unión Europea productos fabricados en el extranjero, con las consiguientes consecuencias para los consumidores y el comercio con Irlanda.
Esta sorpresa con la que no contaban ilustra los percances que acarrea el Brexit, que se vuelven cada vez más patentes días después del final del período de transición, el 1 de enero.
Se debe a una disposición comercial, la "norma de origen", cuyo impacto aún es difícil de evaluar pero que ya se está convirtiendo en un rompecabezas.
En virtud de este dispositivo, un bien está sometido a un arancel si ha llegado desde el extranjero a territorio británico y desde allí se envía a la Unión Europea (UE).
Una marca de ropa que importa prendas fabricadas en China al Reino Unido deberá pagar un impuesto si la reexporta hacia un país que es miembro del mercado único y de la unión aduanera.
"Muchas empresas británicas que exportan a la UE estarán sujetas a aranceles", afirma Michelle Dale del gabinete británico de expertos contables UHY Hacker Young.
"A las empresas las ha sorprendido por completo y se arriesgan a perder competitividad", añade.
El tratado de libre comercio negociado entre Londres y Bruselas prevé la ausencia de aranceles para los productos fabricados al menos en 50 por ciento en el Reino Unido, lo que representa la mayor parte del comercio.
- Te recomendamos Cadena de suministro entre Irlanda del Norte y Reino Unido, cerca del colapso tras Brexit Europa
Un tema complejo
A menudo, la norma de origen plantea pocos problemas en los acuerdos comerciales, pero la UE representa la mitad del comercio del Reino Unido.
Irlanda se ve muy expuesta porque muchas empresas británicas están asentadas en la isla.
La cadena de grandes almacenes Debenhams, que se declaró en quiebra y no puede permitirse estos aranceles, ha decidido cerrar su página de venta en internet en Irlanda, debido a las "incertidumbres sobre las reglas comerciales posbrexit".
Los distribuidores intentan evaluar el impacto o incluso suspenden las entregas a la UE como la famosa tienda de delicatessen Fortnum & Mason.
"Al menos 50 de nuestros miembros se enfrentan a posibles aranceles", reconoce la asociación de comerciantes británicos BRC (British Retail Consortium).
"Estamos examinando junto con nuestros miembros soluciones a corto plazo y queremos discutir con el gobierno y la UE otras a largo plazo para atenuar los efectos", explica William Bain de BRC.
La federación de empresas alimentarias (Food and Drink Federation) reconoce que es un "tema complejo" y que algunos miembros se verán afectados.
El gigante de los supermercados Tesco señala que está negociando con los servicios de aduanas británicos e irlandeses "para encontrar una solución satisfactoria lo antes posible".
La marca Marks & Spencer reconoció este viernes que se enfrenta a "potenciales aranceles aduaneros en la gama exportada a la UE", con un "impacto importante" en sus actividades en Irlanda, en la República Checa y en Francia.
La industria parece menos afectada, sobre todo el sector del automóvil que se libra de los aranceles en los vehículos fabricados en su territorio aunque contengan componentes extranjeros.
Pero los profesionales están preocupados por la fase de transición de seis años para los vehículos eléctricos y las baterías, que en el futuro podría exponerlos a impuestos.
Sin consignas claras
Las empresas, independientemente del sector, se ven obligadas a improvisar y podrían acabar con más costos o no tener más remedio que reforzar sus operaciones en la UE en detrimento del Reino Unido.
Con frecuencia han tardado años en construir una cadena de aprovisionamiento y recurrir a proveedores de fuera de la UE es más económico.
"Las empresas siguen a la espera de consignas oficiales del servicio tributario y aduanero", advierte el gabinete UHY Hacker Young.
Preguntado por la AFP, el gobierno, que no ha ocultado que el Brexit causaría trastornos, no se pronunciado sobre los problemas que plantean las normas de origen.
"Seguimos trabajando estrechamente con las empresas para ayudarlas a adaptarse a las nuevas reglas comerciales", afirmó un portavoz gubernamental.
AMP