En el momento en el que está a punto de distribuirse otra ronda de ayuda a desempleados, Estados Unidos están siendo golpeado por una nueva ola de fraudes, ante la que procuran actualizar los sistemas de seguridad y bloquear a estafadores que ya han desviado miles de millones de dólares de programas destinados a apoyar a las personas que se quedaron sin trabajo por la pandemia.
Los fraudes están desplumando a los contribuyentes, provocando demoras en los pagos legítimos y convirtiendo a miles de estadunidenses en víctimas de robo de identidad. Muchos estados no han logrado proteger adecuadamente sus sistemas, y una revisión efectuada por The Associated Press halló que algunos ni siquiera reconocen públicamente la dimensión del problema.
El fraude masivo se deriva de robos de identidad previos a bancos, agencias de calificación crediticia, sistemas de atención a la salud y tiendas al por menor. Los estafadores, en ocasiones en China, Nigeria o Rusia, adquieren información personal de identificación robada en el internet negro y la utilizan para inundar los sistemas estatales de apoyo a desempleados con solicitudes falsas.
AMP