La oferta inmobiliaria es quizá uno de los referentes más conocidos de las grandes ciudades. La vista panorámica presenta a los ojos del espectador un cúmulo de edificaciones que se apropian de los espacios y que devastan la vegetación con cualquier intención de protagonismo.
En este contexto, la crisis económica ha dejado espacios sin ocupar. Así, al frente de oficinas y locales se inscriben por la urbe letreros de “se renta”, la frase que sentencia las afectaciones después de más de seis meses de confinamiento, restricciones sanitarias y un futuro incierto en lo económico, social y político.
La pandemia ha puesto en evidencia la sobreoferta de locales, plazas comerciales y edificios corporativos en las zonas metropolitanas del país en las que se ven ya espacios vacíos, y a pesar de que no se tiene un estimado de la afectación, ni de cuándo regresará la demanda, la construcción continúa.
Salvador Sacal, presidente de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI) en la Ciudad de México, aseguró que de manera lenta ha comenzado la reapertura de locales y oficinas, pero las rentas son pocas y los inquilinos han comenzado a buscar lugares más baratos ante la difícil situación económica dejada por la emergencia sanitaria.
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“Si tenemos casos, pero son pocos en los que el inquilino está diciendo que se va porque ya no aguantó la pandemia y estar tres o cuatro meses cerrados; algunos tuvieron que despedir personas y ahora con el regreso de la actividad han tenido que recortar y darle la vuelta al negocio aunque con ventas bajas”, explicó.
Sacal aseguró que las quitas de rentas y los arreglos con los arrendatarios se dieron prácticamente en todos los casos desde el inicio de la emergencia sanitaria, con lo que se logró que la mayoría hiciera el descuento hasta diciembre, mientras que en no se subió el costo de la renta en los contratos que vencían en esta temporada.
A pesar de este escenario, los socios de la AMPI esperan una ligera mejora en rentas en lo que resta del año, porque habrá centros comerciales y edificios de oficinas que ofrezcan reducciones en los costos para tener mayor ocupación.
Otra área importante que tuvo que redefinirse ante la nueva normalidad fueron los espacios de oficina; de acuerdo con la plataforma Solili, este segmento llegó al tercer trimestre del año con una pronunciada contracción de la demanda de espacios en casi la totalidad de los mercados y con la tendencia de que los inquilinos buscan espacios más pequeños y con movimiento a zonas más económicas.
La AMPI aseguró que muchos de sus socios tuvieron que recortar los espacios de oficinas, hubo baja de rentas y empresas que decidieron reducir los espacios que rentan y devolvieron metros cuadrados; sin embargo, esperan que estos espacios se recuperen en el corto plazo.
Ciudad de México fue el mercado con mayor afectación, mostrando una demanda neta negativa de casi 182 mil metros cuadrados que es uno de los factores fundamentales que hizo que la vacancia se incrementará 2.80 por ciento, alcanzando el valor más alto en los últimos tres años, en un mercado ya signado por la sobreoferta.
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A pesar del golpe en el segmento, en la capital del país se entregaron ocho nuevos edificios que suman 140 mil metros cuadrados, destacando por su tamaño los proyectos Summit, Corporativo Melt, Corporativo Vértice e Insurgentes 700, repartidos en los corredores de Santa Fe, Polanco e Insurgentes. En cuanto a obras, apenas 42.2 mil metros cuadrados iniciaron construcción en el trimestre.
“Lamentablemente, si recorremos las calles se puede ver locales que se rentan y es por el tema de pago, (igual) en oficinas o plazas comerciales. No hay quien soporte el pago de una renta si no hay una previa tregua con el arrendador. Ha sido difícil, 30 por ciento ha logrado acuerdos, pero el 70 por ciento que no, ha tenido que bajar la cortina”, lamentó Sacal.
Por su parte, el presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), Cuauhtémoc Rivera, señaló que en el comercio tradicional solo 20 por ciento tiene algún contrato de arrendamiento, que son principalmente los minisupers, y fueron los que resultaron afectados con la pandemia. El resto son negocios familiares que operan en el mismo lugar donde habitan sus dueños.
“Los arrendadores tuvieron un comportamiento muy inflexible y poco previsor. Muchos de ellos optaron por no entrar a negociar y eso generó que muchos comercios pequeños, medianos y chicos tuvieran que salir del mercado y cerrar porque los arrendadores no quisieron llegar a acuerdos”, sostuvo.
El impacto de la que puede ser la cuarta recesión más importante en los últimos 150 años, no se ha fijado en un rubro económico sino que ha conformado una cadena de afectaciones con sus efectos colaterales. Este es el caso de Misael Sandoval, de la empresa AMSS Parking, una compañía de servicio de valet parking que atendía principalmente a bares, parte de la industria de hospitalidad y entretenimiento que no han logrado reabrir en algunas zonas.
“Al cerrar los establecimientos no tuvimos clientela, eso nos orilló a despedir a más de 20 personas y se nos ha hecho muy complicado el tema de volvernos a reincorporar. Tratamos de retener a la gente, pero no alcanza”, dijo en entrevista. Indicó que entre abril y agosto la empresa tuvo una pérdida por 800 mil pesos y sin la posibilidad de sostener sus nóminas, se quedó únicamente con tres personas colaborando.
Los ingresos por el servicio a este giro representaban entre 60 y 70 por ciento de su total, por lo que su reapertura es clave para el empresario de 25 años, quien refirió que solicitó un apoyo al gobierno, pero no obtuvo el financiamiento requerido.
“Las pymes somos las más afectadas, somos personas que no se nos alcanza a ver. La intención era irnos expandiendo, pero es muy difícil y codearte con las empresas líderes es muy complicado. Lo que estamos trabajando es poder reactivar el contrato con estos lugares y no tomar en cuenta el tiempo que se ha perdido con los cierres y adaptarlo a que ni a ellos ni a nosotros nos siga afectando”, dijo el empresario que trabaja en un restaurante bar como bartender, para obtener ingresos.
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Ayuda, el recurso ausente
Hace unos días Graciela Márquez, secretaria de Economía, afirmó que la dependencia que encabeza perfila la entrega de un millón 451 mil apoyos financieros en Créditos a la Palabra, programa del gobierno federal para mitigar el impacto económico por el coronavirus. La propuestas, sostienen los propios microempresarios, es insuficiente a seis meses de las afectaciones.
“Un millón de créditos es insuficiente; el monto no alcanza ni siquiera en algunos sectores ni para una semana de salarios. Una pequeña industria con 10 trabajadores solamente en el gasto de nómina asciende entre 90 y 110 mil pesos, y de pago de seguro social mensual asciende casi a 26 mil pesos. Ese crédito de los empresarios que lo pudieron obtener vía Seguro Social o por Créditos a la Palabra, no les alcanzó ni para una semana de gastos y ahora es un crédito que se debe”, dijo el presidente de la Alampyme, Alejandro Salcedo.
Sostuvo que para que este mecanismo funcione el sector necesita que con las mismas condiciones crediticias y dependiendo del tamaño de la empresa y su necesidad de gastos, haya apoyos desde los 150 hasta los 500 mil pesos.
“El gobierno federal insiste en que paguemos todos no importando si tenemos actividad o no y que esto es lo que hemos solicitado al presidente, que vea un mecanismo de condonación o por lo menos disminuir la parte tributaria un par de meses y que permita ese recurso capitalizar al empresariado. Quitar el impuesto sobre nómina tres o cuatro meses, las cuestiones de luz, que en muchos negocios aún no operando les llegó la tarifa de un 50 a 100 por ciento más altas. En actividades básicas como locales comerciales, les han incrementado hasta 200 o 300 por ciento”, aseveró.
Rivera, de la Anpec, señaló que hay una falla en el diseño de política pública que oferta el crédito por única vez, cerrando así la ventana crediticia que el sector comercial necesita para financiarse de manera sistemática.
“Definitivamente es una cantidad que es poca, pero también es un tema de diseño de política pública. Lo que debería hacer el gobierno es emplazar al sector privado a qué peso que ponga el sector público ponga uno el sector privado y se haga un fondo. No podemos darlo a tabula rasa, una cantidad igual a todos, porque no todos los comercios tienen los mismos problemas”, consideró.
De acuerdo con el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2021, la SE prevé destinar 3 mil 100 millones de microcréditos para el apoyo al sector empresarial. De esta cifra, mil 600 millones de pesos irán para el Programa de Apoyo Financiero a Microempresas Familiares.
“No va a alcanzar para nada. Por lo menos el gobierno tendría que destinar alrededor de 300 mil mdp en un fondo destinado a la reactivación económica del país, priorizando qué sectores han sido los más afectados. Es insuficiente”, dijo Salcedo.
amp