El principal reto que enfrenta el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en el sector energético será convertir exitosamente el modelo de negocio de Petróleos Mexicanos (Pemex) —que actualmente está enfocado en la extracción de crudo—, a la refinación de gasolina.
La agencia de calificación crediticia Moody’s advierte que la inversión de 75,000 millones de pesos (mdp) que promete López Obrador es insuficiente para que Pemex incremente su producción de 1.7 millones de barriles de petróleo diarios a 2.4 millones hacia el final del sexenio.
Moody’s también advierte otros factores que impedirán apuntalar la producción de Pemex y que México logre una autosuficiencia energética. “Me cuesta trabajo entender cómo aumentarán la producción con un presupuesto tan reducido de inversión, ahí tenemos una interrogante entre lo que se desea y es posible”, dice Nymia Almeida, analista del sector energético mexicano de la calificadora.
Moody’s asegura que le dará el beneficio de la duda al actual gobierno federal de López Obrador, por lo menos en el primer trimestre del año no habrá cambios a la calificación crediticia de Pemex.
Mientras tanto, la semana pasada Fitch Ratings bajó la calificación de Pemex de B- a CCC, la cual ya es considerada como bono basura por los inversionistas.
Almeida añade que “durante este tiempo la empresa petrolera deberá demostrar su rentabilidad en exploración y producción para mejorar sus resultados”.
Uno de los principales problemas de cambiar el enfoque de negocio de Pemex es que la empresa requiere una alta eficiencia. Almeida indicó que Pemex es menos eficiente que otras petroleras que no tienen
un control gubernamental, lo que comparte con otras empresas estatales.
“Entonces, la probabilidad de que Pemex tenga márgenes de ganancia muy reducidos o incluso negativos es muy alta; al mismo tiempo se pone en segundo plano un negocio en el que actualmente no pierde dinero”, menciona Almeida.
Al problema de baja inversión y poca eficiencia, se suma el alto endeudamiento de Pemex. “Calculamos que Pemex necesitará al menos 10,000 mdd para cubrir sus necesidades de financiamiento”, detalla Almeida. “Una parte sería para cubrir la deuda que está venciendo y la otra deuda adicional (inversión)”, agrega la analista de Moody’s.
Esta carga financiera conlleva un riesgo elevado para Pemex, debido a que el negocio de refinación tiene un costo más elevado al esperado, por lo tanto, la inversión de 160,000 mdp que se planea para construir una nueva refinería podría elevarse drásticamente.
“Uno de los problemas de esta industria es que no se pueden controlar los precios de los commodities, por tanto, lo único que puede reducir son los costos para ser rentables”, dice Almedia.
“En el caso de la refinación, este negocio siempre está a merced de los precios del petróleo y de la gasolina con márgenes de operación relativamente pequeños”, agrega.
Otro riesgo es una disminución drástica en la exportación de crudo, la cual es una importante fuente de ingresos para las finanzas públicas. A los especialistas del mercado internacional les preocupa que el gobierno de López Obrador haya suspendido tres años las licitaciones y los farmouts de Pemex.
Estas asociaciones con empresas privadas permitirían a Pemex aumentar la producción de crudo a través de la IP.
Mantener autonomía de reguladores
Para que el mercado internacional confíe en la capacidad de Pemex para aumentar su producción y no detengan el flujo de inversión para proyectos petrolíferos en el país, los inversionistas tienen que poder negociar con entidades autónomas del gobierno federal, como la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) y la Comisión Reguladora de Energía (CRE).
2.4 millones
De barriles de petróleo diarios quiere producir Pemex al final del sexenio de AMLO.
Sin embargo, la administración de López Obrador impulsó que dichos órganos dependan de la Secretaría de Energía, lo cual fue criticado por especialistas. “Los inversionistas no están a favor de una relación asimétrica, donde por un lado existe una eficiencia del mercado, y por el otro, se tiene que negociar con una dependencia gubernamental”, dice George Baker, consultor de Mexico Energy Intelligence.
Los expertos del sector energético expresan que la salida en diciembre pasado de Juan Carlos Zepeda, comisionado presidente de la CNH, y cuyo periodo finalizaba en abril, causó incertidumbre, ya que esta comisión estaba encargada de las licitaciones con la iniciativa privada.
“Fue un golpe a estas instituciones, ya que la falta de licitaciones las dejó sin material de trabajo. Entonces quedan como aparatos sin presupuesto y sus funciones quedan severamente limitadas”, menciona Fabio Barboza, académico en temas de energía de la UNAM.
Barboza señala que la CNH confundió sus funciones al convertirse de un árbitro de las licitaciones, lo que causaba un conflicto, debido a que buscaba ofrecer los mejores ingresos a los inversionistas, en lugar de solo actuar como regulador.
El especialista también indica que con el giro hacia una empresa petrolera estatal enfocada en disminuir el costo de los energéticos y financiar el desarrollo del país, los inversionistas tendrán que adaptarse a una regulación más estricta.
Por lo tanto, Pemex tendrá que enfrentarse a una disminución en la confianza de los inversionistas extranjeros, pero mantendrá una visión coherente con su proyecto de desarrollar un sector que provea de autosuficiencia energética al país.
En la cuerda floja.
Las energías renovables
Uno de los retos más importantes de López Obrador es cumplir con el compromiso de disminuir las emisiones contaminantes para evitar el aumento de la temperatura global.
Pero el plan energético del presidente, enfocado a revitalizar el sector hidrocarburos hace menor énfasis en la inversión en energías renovables como la hidroeléctrica, eólica y solar.
Además, la promesa de gasolina más barata tiene un impacto negativo en la reducción de emisiones, una tendencia que países desarrollados combaten con impuestos a los combustibles.
También, los especialistas señalan que al disminuir el costo de la gasolina ya sea a través de una mayor oferta —con la construcción de una nueva refinería—, o con una disminución de los impuestos al combustible, representaría una significativa carga fiscal para las finanzas públicas.
Asimismo, se teme que con un enfoque dirigido a los hidrocarburos se ponga de lado el mercado eléctrico, en el cual la industria privada puede participar en las subastas, ya que el gobierno mexicano suspendió dichas intercambios para someterlas a revisión, lo cual no está muy claro si también habrá cambios en esta regulación en el futuro.
C.B.
Corrupción en empresas estatales
Otro de los grandes desafíos del sector, es disminuir el elevado costo de la corrupción y la fuga de recursos destinados a prestaciones y pensiones de trabajadores sindicalizados de empresas productivas estatales, como Pemex y la CFE.
Sin embargo, la nueva administración tampoco fue claro en modificar la estructura de estas empresas, y a unos días que iniciara su mandato, se anunció la conformación de Petromex, un sindicato que busca opacar al Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), cuyo dirigente es Carlos Romero Deschamps.
El objetivo es afiliar a más trabajadores de Pemex en el nuevo gremio para disminuir el poder del famoso dirigente.
Los cambios para modernizar a Pemex radican en elevar los estándares internacionales a los que se adhiere la compañía, incluso para que sea capaz de levantar capital en los mercados a través de su propia Oferta Pública Inicial.También debe crear un mecanismo de autonomía para tener un director general que trascienda el sexenio, con el objetivo de que Pemex sea una empresa libre de presiones políticas.