El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (Ceesp) informó que aun cuando el optimismo por el efecto de relocalización (nearshoring) aumentó suponiendo beneficios importantes para México, la actividad económica sigue mostrando signos de debilidad y expectativas poco optimistas.
El organismo agregó que se tienen elevados niveles de incertidumbre y un ambiente político deteriorado.
Después del débil inicio de gobierno con una caída de 0.4 por ciento en el producto interno bruto (PIB) en su primer año, le siguió el impacto de la pandemia (2020) que propició una disminución de 8.4 por ciento en el segundo año de gobierno, señaló el Ceesp.
Si bien en 2021 repuntó 6 por ciento, fue insuficiente para compensar la caída de los dos años previos y desde entonces no se registraron avances significativos, incluso en los dos últimos años del periodo se aprecia una clara tendencia a la baja en el ritmo de crecimiento, explicó el organismo.
Lejos de la promesa de tener un crecimiento con elevadas tasas y bienestar, termina con una economía debilitada y a la baja, con niveles de incertidumbre significativamente elevados, pero especialmente con un ambiente político deteriorado que aumenta considerablemente la preocupación por el andar futuro de la actividad económica y el bienestar de la población, señaló
El organismo privado afirmó que de acuerdo con el documento de perspectivas económicas de la OCDE más reciente, se estimó que en 2024 México crecerá 1.4 por ciento, extendiendo su debilidad para el 2025, cuando se estima que la economía crezca solo 1.2 por ciento.
“Esto implica una corrección a la baja de ocho décimas de punto porcentual, que en ambos casos fue la mayor reportada por la OCDE”, aclaró.
La preocupación es general y el ajuste a la baja en los pronósticos es cada vez mayor, señaló el Ceesp.