El peso mexicano, que está por cerrar uno de sus mejores años en una década, podría ver esfumarse sus ganancias en 2023 ante el inminente fin del ciclo alcista de tasas del Banco de México (Banxico) y temores de una recesión en Estados Unidos.
La moneda, que el mes pasado alcanzó niveles previos a la emergencia sanitaria por la pandemia de coronavirus, acumulaba en el año una ganancia de más de 5 por ciento convirtiéndose junto con el real brasileño en una de las divisas globales con mejor desempeño frente al dólar.
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Pero quizás el final estaría cerca dado que los mercados anticipan que importantes flujos de dinero que arribaron durante meses atraídos por la postura restrictiva del banco central, comiencen a salir a pesar del diferencial de tasas de México con otros países como Estados Unidos, que pronto podría empezar a acotarse.
Se espera que en los próximos meses el Banxico, que tiene su tasa clave en un máximo histórico del 10.5 por ciento, llegue al final de su ciclo alcista, mientras que la Reserva Federal (Fed) seguiría endureciendo su política monetaria un tiempo más, lo cual traería efectos adversos para el peso.
"Se disiparía un poco el fenómeno que le ha beneficiado este año: el carry trade", dijo James Salazar, subdirector de análisis de la firma CI Banco, refiriéndose a la estrategia de aprovechar la brecha que hay entre los rendimientos que ofrece México y otras economías para amasar ganancias.
La fortaleza de la moneda también se ha visto respaldada por una constante entrada de remesas, así como por un sólido crecimiento de las exportaciones y un fuerte ingreso de inversión extranjera directa (IED).
Los envíos de remesas, principalmente desde Estados Unidos, apuntaban a culminar un año récord con casi 48 mil 350 millones de dólares acumulados hasta octubre, muy cerca de la cifra histórica de poco más de 51 mil 550 millones de dólares alcanzada en todo 2021.
Las exportaciones también perfilaban un 2022 sin precedentes con un acumulado hasta octubre cercano a 480 mil millones de dólares, la IED en tanto alcanzó casi 32 mil 150 millones de dólares entre enero y septiembre, superando el monto de todo el año anterior.
Pero los riesgos de una recesión en Estados Unidos, el mayor socio de negocios de México, debido a crecientes señales de que la mayor economía del mundo ha estado perdiendo fuerza, amenazan con revertir el panorama, de acuerdo con expertos.
Adicionalmente, México está tratando de superar una serie de diferencias comerciales con Canadá y Estados Unidos por su política energética, que ha sido tildada de nacionalista por sus dos socios en el T-MEC, considerado clave para las exportaciones locales.
"La percepción de riesgo podría elevarse debido al proceso de consultas en el marco del T-MEC que podría llevar a la imposición de medidas compensatorias en contra de México", dijo Banco Base.
Depreciación a la vista
Por lo pronto, en el Chicago Mercantile Exchange (CME), considerado un termómetro del sentimiento del mercado, los inversionistas dedicados a hacer apuestas especulativas están empezando a inclinarse por una depreciación de la divisa mexicana.
Sus posiciones, que se habían mantenido por ocho semanas seguidas anticipando un mayor fortalecimiento del peso, cambiaron de terreno abruptamente la semana pasada para alcanzar 54 mil 929 posturas en contra de la moneda, un nivel no visto desde finales del año pasado.
En concordancia, entre analistas económicos también existe un menor optimismo sobre el rumbo del peso, que oscilaba el jueves alrededor de 19.35 por dólar, aun así, aseguran, se mantendría comportando relativamente estable.
Una reciente encuesta del banco central, mostró que cerraría el próximo año en 20.80 por dólar, un nivel que, si bien implica una pérdida del 7 por ciento frente a sus actuales niveles, estaría muy lejos aún del récord por encima de 25 unidades en que llegó a oscilar durante la pandemia.
AMP