Políticas públicas deben incluir recursos para la ciencia, covid-19 lo evidencia

Científicos afiliados a instituciones de países de América Latina no formaron parte de los primeros avances sobre el conocimiento del virus, destaca el BID.

Históricamente América Latina no ha invertido lo suficiente en investigación y desarrollo. (Shutterstock)
Silvia Rodríguez
Ciudad de México /

La emergencia sanitaria por el coronavirus y la crisis que ha generado ponen en evidencia que las políticas públicas en América Latina y el Caribe deben incluir recursos destinados al desarrollo de la ciencia y la tecnología para responder con capacidades científicas a momentos difíciles como los que actualmente se viven y así contrarrestar los efectos adversos, advirtió el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

En un documento, señaló que nivel global la pandemia provocó una reacción rápida del sistema científico, pues la primera secuenciación del genoma del SARS-CoV-2 fue desarrollado sólo unos días después de identificada la nueva enfermedad, y con ello, muchos países, a partir de sus capacidades instaladas, pudieron generar las primeras pruebas de diagnóstico molecular y empezaron a desarrollar posibles vacunas y terapias.

Al mismo tiempo, diversos grupos de científicos se enfocaron en desarrollar modelos de evolución de la nueva enfermedad y lograron generar conciencia sobre lo grave que podía llegar a ser la situación y apoyaron la toma de decisiones; sin embargo, en América Latina y el Caribe, el análisis de publicaciones científicas sobre covid-19 muestra que los científicos afiliados a instituciones de países de la región no formaron parte de los primeros avances sobre el conocimiento del virus.

El BID explicó que, históricamente, la región no ha invertido lo suficiente en investigación y desarrollo y muchos países cuentan con sistemas de apoyo a la ciencia frágiles y sub financiados; con muy contadas excepciones, los gobiernos de América Latina y el Caribe han considerado poco prioritario financiar un sector cuya contribución de corto plazo al desarrollo es claramente menos visible, en contraste con otras prioridades de inversión en infraestructura o servicios sociales.

Ante esta situación, afirmó, la experiencia de la pandemia debe servir como “llamado de atención” con respecto a la importancia de financiar la ciencia, que debería venir acompañado, no solo del muy necesario aumento en la inversión, sino de un rediseño de cómo se concibe y se apoya a la ciencia.

Para el banco de desarrollo es necesario complementar el actual apoyo a la ciencia con mecanismos de financiamiento de mediano y largo plazo, y esto tiene que ir de la mano de un rediseño de la carrera científica, así como de las reglas e incentivos que rigen a las universidades y la academia en general, con miras a mejorar la calidad y eficiencia del gasto público en ciencia y tecnología.

Así, afirmó, las condiciones de base para cualquier sistema siguen siendo una guía de relevancia para continuar fortaleciendo los sistemas públicos de fomento a la ciencia y la tecnología: claridad en los roles de diseño y ejecución de la política, mecanismos para evitar la captura institucional, fomentar la sostenibilidad de la política en el mediano plazo, y dotar a las instituciones de los recursos y la capacidad técnica suficiente para llevar adelante una actividad cada vez más compleja y crítica para el bienestar de la población.

GGA

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