A partir de octubre, los cuatro mayores productores de electricidad de Gran Bretaña —EDF, RWE, Scottish Power y SSE— establecerán el precio para sus contratos de invierno de 2020/2021 para suministrar a los proveedores londinenses.
Pero el Reino Unido puede salir de la Unión Europea (UE) sin un acuerdo, lo que podría poner fin a la participación en el mercado interno de energía de la UE y el sistema de comercio de emisiones.
Si el Reino Unido logra un acuerdo, el periodo de transición al que se llegue solo durará hasta diciembre de 2020, lo que deja a las empresas en la incertidumbre acerca de si el impuesto al carbono y otras reglas de la UE van a aplicar para ellas en 2021.
“El pragmatismo simplemente dice que la situación actual continúa”, dice Lawrence Slade, director ejecutivo de Energy UK, y agrega que será un “valor significativo para que ambas partes mantengan el status quo”.
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Ofgem revisa su plazo límite de octubre, pero Slade dice que las empresas todavía fijarán precios en la incertidumbre. “La falta de certidumbre en torno al futuro mecanismo de impuestos al carbono, al igual que las reglas que sustentan el comercio transfronterizo de electricidad y gas, crean riesgos y costos que alimentarán las cuentas de los clientes”.
Tor Mosegaard, director de mercados de energía en Danske Commodities, dice que “Las empresas más grandes del Reino Unido están expuestas aún más a este riesgo político, ya que necesitan tomar decisiones ahora antes de conocer el resultado”.
En la actualidad, Gran Bretaña comercializa electricidad con Francia, los Países Bajos e Irlanda a través de 4.6GW de interconectores submarinos; 12GW adicionales de enlaces están en construcción o se tienen previstos para 2023, según Phil MacDonald de Sandbag, un grupo de expertos.