En los últimos meses, el peso le ha dado la sorpresa al mundo al colocarse como una de las divisas emergentes con mayor apreciación frente al dólar, lo cual, de acuerdo con el banco de inversión UBS, se explica por tres factores fundamentales: remesas, deuda en moneda local y atracción de inversión que lo han hecho evolucionar a niveles de cotización máximos.
Hoy el peso cerró la jornada cotizando alrededor las 16.80 unidades por dólar, su nivel más bajo desde julio pasado, esto a la espera del dato de inflación en México a la primera quincena de agosto y de la conferencia de J Powell, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) en el simposio de Jackson Hole el viernes.
Las fuerzas que determinan el comportamiento del peso mexicano han sufrido una transformación considerable. Mientras que antes sus motores eran los precios del petróleo y los flujos de cartera, ahora las remesas desempeñan un papel esencial como fuente constante de dólares estadunidenses. Los fundamentales de México también parecen cada vez más condicionados por la tendencia a la relocalización, explicó UBS.
Aunque el desempeño del peso mexicano es fuerte, por encima de este se encuentra la moneda colombiana que más le gana al dólar ahora es el peso colombiano, con un avance del 12.98 por ciento en el 2023, aunque no pertenece al grupo de monedas más negociadas en el mundo, como sí son el peso mexicano y el real brasileño.
1. Flujo de las remesas
Las remesas se colocaron desde hace algunos años como la principal fuente de divisas que ingresan a México, por encima del turismo y el petróleo. Solo en 2022 las remesas que llegaron al país alcanzaron casi los 60 mil millones de dólares que envían los trabajadores connacionales a sus familias.
“El cambio en la dinámica de entrada de divisas de las exportaciones de petróleo a las remesas debería aumentar la estabilidad del peso mexicano al hacerlo menos vulnerable a la volatilidad del precio del crudo. La entrada de remesas suele ser más estable que otras entradas de capital, como los flujos de cartera”, explicó UBS.
2. Baja participación extranjera
El porcentaje total de deuda pública local en manos de inversores extranjeros ha caído desde su máximo de casi el 40 por ciento en 2015 al 15 por ciento actual debido a factores relacionados con la oferta y la demanda, esto le ha dado un mayor dinamismo al peso al incrementar la deuda en moneda local.
“A nuestro juicio, esta nueva realidad podría hacer que el peso mexicano sea menos vulnerable a las salidas de cartera”.
3.Tendencia al alza en la inversión
Tras un largo periodo de debilidad, la inversión se ha recuperado del golpe de la pandemia. Esta tendencia al alza en la inversión se ha visto impulsada por un auge del gasto en maquinaria y equipo, aunada a los efectos que mantiene la relocalización de empresas, también conocido como nearshoring y que le está dando mayor potencial de atracción de inversión a México desde países como China.
“¿Está empezando en México un ciclo de inversión que podría incrementar su potencial de crecimiento? Pese a que aún es pronto para afirmarlo, creemos que podría ser así”.
En este sentido, UBS agregó que el comportamiento reciente de la inversión podría deberse a los primeros indicios de la relocalización y los cambios en las reglas de origen del T-MEC para el sector automotriz, pero también podría atribuirse al mantenimiento atrasado y a la sustitución de equipos desgastados tras varios años de inversión baja.
Aún con estos motores para que el tipo de cambio se mantenga por encima de sus niveles promedio, queda por ver si la función estabilizadora de las remesas seguiría vigente en caso de una recesión en Estados Unidos.
“Tampoco está claro hasta qué punto México podrá sacar partido de las oportunidades de relocalización, agregó el banco.
PMA