La subasta del codiciado espectro 5G en Brasil se retrasó, lo que representa un revés para las ambiciones tecnológicas del país. Esto podría costarle al Estado miles de millones de dólares en pérdidas de ingresos fiscales e inversiones.
Sin embargo, el retraso puede ayudar a Brasilia a evitar un inminente debate con Estados Unidos (EU), sobre si el grupo chino de telecomunicaciones, Huawei, debería participar en la subasta.
Brasil es uno de los países que se ha enfrentado a la presión de EU para excluir a la compañía china del 5G, debido a que supuestamente usa su tecnología para espiar en nombre de Beijing.
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La subasta del espectro 5G estaba programada para marzo, pero ahora se aplazó hasta finales de año o probablemente a principios de 2021, en medio de una disputa en Anatel, el regulador de telecomunicaciones del país, sobre las reglas para la licitación.
El Consejo de Administración de Anatel no tiene programado reunirse hasta febrero. Un portavoz dijo que se pospusieron las consultas públicas y que no hay un calendario actual para la subasta.
Algunos posibles participantes mostraron su decepción por el retraso. Tiago Machado, director de relaciones gubernamentales de Ericsson en América del Sur, mencionó: “Necesitamos que los encargados de la formulación de políticas y las agencias reguladoras tomen las medidas adecuadas para asegurar que esto avance de manera oportuna”.
Ericsson se encuentra entre varias compañías internacionales, incluidas Huawei y Nokia de Finlandia, que compiten por proporcionar equipos e infraestructura a los grupos de telecomunicaciones de Brasil, que pujarán en la subasta.
El Dato.6,000 mdd
perdería el Tesoro Nacional de Brasil sí pospone la subasta hasta 2021
Ejecutivos de Nokia dijeron el año pasado que esperaban que la venta de Brasil fuera la licitación individual más grande del mundo para la tecnología de quinta generación.
En un estudio que realizó Ericsson en octubre, se encontró que posponer la subasta hasta 2021 le costaría al Tesoro Nacional de Brasil, actualmente con poco efectivo, alrededor de 25,000 millones de reales brasileños (6,000 millones de dólares) en ingresos fiscales perdidos. También podrían detenerse millones de reales más en inversión directa en infraestructura y equipos.
El lado positivo del revés es que le da a Brasil un respiro para decidir si permite o no que Huawei proporcione equipos para la red 5G de la nación.
En respuesta a la presión de EU, Brasil puso en marcha una revisión de riesgos, aunque parece poco probable que los funcionarios corran el riesgo de sufrir la ira de China al prohibir completamente a Huawei.
“Huawei ya tiene una posición en Brasil. Trabaja con muchas empresas y universidades brasileñas, por lo que este tema ya está cerrado”, dijo Hamilton Mourão, el vicepresidente brasileño, en una entrevista reciente con FT.
Por su parte, Huawei se ha vuelto cada vez más franco a medida que aumenta su confianza en su presencia en América Latina. Al hablar con los medios brasileños a finales del año pasado, el presidente ejecutivo, Ren Zhengfei, jugó con las sensibilidades históricas y geopolíticas.
El directivo dijo que “EU trata a América Latina como su patio trasero... nuestro objetivo es ayudar a Latinoamérica a salir de esta trampa y mantener la soberanía de cada país”.
Información adicional de Caroline Pulice