Actualmente, 23 por ciento del papel moneda en el mundo es verde, lo que lo posiciona como el color predominante en los billetes, y que se asocia de manera inmediata con el dinero, pero el origen de esta relación es fruto de una casualidad.
El portal money.co.uk indicó que el amarillo está en el 18 por ciento del papel moneda, el gris en 17 por ciento y el azul en 14 por ciento. Las otras tonalidades predominantes en un ranking son el rojo, el naranja y el marrón en menos del 10 por ciento entre todos ellos.
Luego de analizar los diferentes atributos estéticos y de diseño de las monedas de todo el mundo y que concluyó que son el dólar estadunidense, la corona sueca y el peso uruguayo los que más usan las tintas de tono verdoso.
Aunque el verde empezó a utilizarse por sus cualidades físicas, su persistencia a lo largo de los años tiene también mucho que ver con lo que los expertos denominan la psicología y el simbolismo del color, de acuerdo con BBVA, estos explican el aspecto emocional de esta relación color-dinero.
“Tras usar el color verde en los billetes estadunidenses, este país se posicionó en una situación económica estable con un crecimiento en positivo de la economía, lo que ha supuesto una identificación del color verde con el poder del dinero”, comenta Francisco Torreblanca, profesor de ESIC Business & Marketing School.
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Ahora, dicha coloración representa la” grandiosidad” económica y ha influido en el consumidor.
“Cuando vemos billetes verdes pensamos en el dinero y viceversa. Una situación que se aprovechó de la psicología del color, ya que el verde se asocia con esperanza, abundancia, fortaleza económica y calma, atributos apreciados en el dólar”, añadió.
También hay otros anclajes del verde con el dinero. La industria del entretenimiento estadunidense a través del cine, las series o los dibujos animados, ha influido también en que la coloración del dólar tenga mayor importancia que la de otras monedas a la hora de establecer de qué color es el dinero.
¿De dónde viene el verde?
Durante la guerra civil norteamericana en 1861, el gobierno de Estados Unidos empezó a emitir papel moneda no respaldado. Se trataba de unos billetes llamados Continentales, que perdieron su valor muy rápidamente ante la ingente cantidad que se puso en circulación.
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En consecuencia, el gobierno autorizó a los bancos para que imprimieran sus propios billetes y sus propios diseños, pero todos con tinta negra y con el reverso pintado de verde; sin embargo, la tinta utilizada se desprendía con agua lo que hacía falsificaciones muy sencillas, sobre todo con la aparición de la cámara fotográfica: se hacían fotos a los billetes, se imprimían y se teñían de verde.
Para solventar el problema, las autoridades buscaron la ayuda de Tracy R. Edson, una destacada especialista de la Compañía de Billetes, que patentó un singular tipo de tinta verdosa, resistente a disolventes, que hacía muy complicada la falsificación de los billetes.
El Tesoro de Estados Unidos empezó a emitir papel moneda con esta nueva técnica que dificultaba la copia y que pasó a conocerse popularmente como “billetes verdes”.
En 1929, el país norteamericano lanzó billetes de menor tamaño, que también imprimió en este color porque, además de sus virtudes para prevenir el fraude, este tipo de tinta estaba disponible en grandes cantidades.
SNGZ