La pandemia de covid-19 ha paralizado muchas actividades, pero no al campo, el cual a pesar de los contagios y decesos provocados por el nuevo coronavirus no ha detenido la producción para no agravar más el panorama adverso del país.
Eleazar Osornio Cruz, de 50 años de edad, es un campesino que ha laborado toda su vida en el ejido El Salto, en Tepeji del Río; relata que a pesar de la difícil situación por la pandemia la agricultura, en su caso mediante el sistema de temporal, no puede parar actividades, pues es una de las fuentes de alimentación de la población.
Admite que a causa de este nuevo virus muchos campesinos del ejido enfermaron, y algunos no superaron la enfermedad, fallecieron, “se adelantaron”, como él dice con melancolía.
El mes de noviembre de 2020 fue complicado para la comunidad Melchor Ocampo-El Salto, dedicada principalmente a la agricultura y la ganadería. En ese mes se registró un elevado número de personas muertas por complicaciones a causa de covid-19.
A pesar de ello, dijo, en ese mes se tuvo que cosechar, y así, en medio de un alto riesgo por contagios se levantó la cosecha; recuerda que el proceso de cosecha enfrentó muchas dificultades, pues muchos trabajadores del campo se enfermaron y no pudieron participar en la recolección de los cultivos.
Se tuvieron que generar apoyos entre campesinos para levantar la cosecha a falta de ayudantes para laborar, echando mano de la familia para sacar el trabajo. Entre ellos se apoyaban pues es un sector desprotegido, que vive al día, y por ello a través de redes sociales o servicios de mensajería también solicitaban la ayuda para lo que requería alguno de los contagiados.
Reconoce que en el ejido la pandemia le pegó duró a las personas entre 55 y 70 años de edad, gente que todavía tenía las fuerzas para trabajar, pero que fallecieron a causa de este nuevo coronavirus, que desde diciembre de 2019 azota al mundo.
No solo fue noviembre, también enero la situación fue crítica para el ejido, pues había ocasiones en las que tenían que sepultar a tres personas al día; dejaron momentáneamente las labores del campo para cavar fosas para los fallecidos, compañeros algunos.
En las últimas semanas han disminuido los contagios y los decesos, dice, pero a pesar de ello no es momento de bajar la guardia. Reconoce que cada vez son más los campesinos que usan cubreboca y atienden las medidas sanitarias sugeridas por las autoridades.
A principios de marzo Tepeji se ubica en el séptimo lugar en el listado estatal de casos positivos de covid-19, con mil 293 casos positivos confirmados y 190 decesos, lo que lo sitúa entre uno de los ocho municipios que mantienen las medidas del semáforo rojo virtual.
Reconoce que desde el principio de la pandemia la alcaldía tepejana hizo llamado a la población para que usaran el cubreboca, gel antibacterial y mantuvieran la sana distancia; por su parte el gobierno estatal entregó algunas despensas y gallinas a algunos campesinos, para apoyarlos ante la difícil situación económica.
Además la Procuraduría Agraria les solicitó a los campesinos evitar cualquier concentración o asamblea en estos momentos, por lo crítico de las condiciones epidemiológicas, y a causa de ello los comisariados ejidales se encuentran en un limbo pues sus periodos normales, y las prórrogas estipuladas por la ley, ya concluyeron, por lo que este lapso no está sustentado por la ley en la materia.
A pesar de esta parálisis en la renovación de las dirigencias ejidales, el campo no se detiene y con cubreboca los campesinos acuden a laborar las tierras, dice. En su caso refiere que porta su cubreboca pero ya en pleno campo, en solitario, se lo retira para laborar. Si encuentra a algún campesino en el sitio se lo vuelve a colocar.
Lo importante, dice, es mantener la sana distancia y usar el cubreboca cuando se encuentra junto con más personas para evitar que la situación epidemiológica empeore nuevamente con las respectivas afectaciones a la salud pública y a la economía.
Revela que las condiciones económicas para los campesinos no son las mejores en medio de esta pandemia, pues la cosecha se abarató, mientras que todos los demás productos encarecieron, lo que causará un severo impacto en la economía mexicana.
Uso de cubrebocas en el campo
Lejos de Tepeji del Río, en el distrito de riego 05-Tepatepec, ubicado en Francisco I. Madero, el covid-19 también ha cobrado vidas de campesinos, dice Rubén Ángeles Santiago, presidente de dicho sector de riego.
Reconoce que se han registrado casos de covid-19, aunque pocos a diferencia de zonas urbanas pues las aglomeraciones no son tan usuales. Francisco I. Madero registra en los primeros días de marzo 252 casos positivos confirmados de covid-19 y 69 decesos por complicaciones.
Ángeles Santiago dice que los canaleros, quienes se encargan de repartir a diario el agua de riego para los cultivos, son los que se enteran acerca de los casos de covid y los decesos en el distrito de riego; al menos seis campesinos han fallecido en la zona a causa de complicaciones de salud por esta enfermedad.
Aunque se han dado contagios el campo no deja de producir, pues no puede detenerse la actividad o de lo contrario agravaría la situación del país por carencia de alimentos. Se han reforzado las medidas sanitarias al pedirles a los campesinos que usen cubreboca y que mantengan la sana distancia, principalmente.
Incluso, dijo el representante del distrito de riego, se determinó que los canaleros no atenderán a los campesinos si no portan cubreboca, y es que al estar en contacto a diario con los campesinos, corren riesgo de contagio.
Con esta medida se está haciendo conciencia entre los trabajadores del campo, quienes de presentar algún síntoma de covid-19 tienen que acudir ante un médico particular, al carecer de seguridad social.
En un sector vulnerable cuyos miembros viven al día, por lo que la producción no puede parar, a pesar de que por ahora enfrentan problemáticas por la sequía que azota al país, y la cual agrava la situación de la pandemia de covid-19.
El titular del distrito de riego 05-Tepatepec, remarca que “el campo es fundamental, no se paró con la pandemia ni se parará” debido a la importancia de esta actividad para el país.
“Tenemos un problema de pandemia, estamos sufriendo algo muy difícil, y que no tuviéramos alimento, ahí sí sería un gran problema”, externa; por ello insiste en que no puede detenerse la actividad agrícola; “nosotros los del campo no podemos dejar de regar, de sembrar, de cosechar y todo; por eso la preocupación por el agua y por el campo es mucha, pues la comida la da el campo”.
Pero aún en medio de una contingencia sanitaria por una agresiva enfermedad los campesinos tienen que trabajar, como César García López, un hombre robusto quien desde hace al menos 35 años ha trabajado el campo.
En los campos de cultivo de Tlahuelilpan hay pocos campesinos, muy distanciados el uno del otro, y por eso no usa cubreboca, pero a pesar de eso, reconoce la gravedad de la pandemia, y está consciente del impacto a la salud pública y a la economía.
Por eso ya en zonas en donde hay personas porta el cubreboca y trata de tomar todas las medidas, pues sabe que como campesinos están desprotegidos y les será difícil acceder a servicios de salud especializados en caso de alguna complicación de salud.
Y es que los mercados, tianguis, centrales de abastos, centrales de mayoreo, considerados esenciales, siguen en servicio para que la población pueda abastecerse de alimento, razón por la que la actividad en los campos de cultivo no puede detenerse, aun cuando los campesinos también estén resintiendo la pandemia e incluso estén sacrificando sus vidas para producir los alimentos que la población tiene en sus mesas cada día.