Se cumplen 30 años de que entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que en 2020 se renovó y renombró a T-MEC, impulsando en 10 veces el valor de las exportaciones mexicanas en este periodo, desarrollando una clase media trabajadora y evolucionando la capacidad manufacturera del país a una calidad global; sin embargo, esto no se reflejó en un menor nivel de pobreza en la nación.
Claudia Sheinbaum, precandidata única presidencial de Morena, expuso ante la American Society que este convenio no mejoró el bienestar de las familias en las tres décadas que tiene aplicándose, que se requiere traducirlo en mejora económica en los hogares.
Hubo más comercio exterior
La precandidata comentó:
“En el primer Tratado de Libre Comercio, entre otras cosas, el desarrollo se sustentó en los bajos salarios, en la mano de obra barata, quizá hubo inversión pero no se generó el bienestar que queríamos y nosotros queremos que la inversión extranjera directa, que el capital nacional, no sólo se traduzca en los grandes indicadores”.
Especialistas consultados por MILENIO afirman que el problema es que el TLCAN no fue acompañado por políticas públicas en estos 30 años que realmente ayudarán a los emprendedores mexicanos, a las pequeñas y medianas empresas nacionales y con ello lograr que se reflejara en las clases menos privilegiadas.
Juan Francisco Torres Landa, socio Líder de la práctica en Latinoamérica para Hogan Lovells, expuso:
“Es muy fácil echarle la culpa al tratado para decir que hay cosas que no fueron distintas, nadie discute que se requieren mejores salarios, infraestructura y distribución de la riqueza, pero el tratado no estaba hecho para eso, cada país debía adoptar las políticas públicas e implementar los ejercicios para que se traduzca en un pleno desarrollo social”.
Ángel Iván Olvera, académico de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tec de Monterrey, explicó que también el acuerdo comercial para las pequeñas y medianas empresas, generadoras del 73 por ciento del empleo nacional, no tuvo gran repercusión porque no hubo apoyo del gobierno para ayudarlos a exportar.
“Se firman los tratados esperando que los empresarios los aprovechen con insumos más baratos, pero no hay ningún proceso para dirigir estos esfuerzos con una verdadera organización industrial y como sacar provechos a los mismos. Para tener un certificado de origen es un procedimiento largo y tortuoso que ver con las Secretarías de Economía y Hacienda, y hay un desconocimiento para aprovechar tratados comerciales”.
De acuerdo con datos del Banco de México, las exportaciones e importaciones entre los tres países miembro del acuerdo –que hoy se denomina Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC)- sumaban 90 mil 944 millones de dólares en 1993, pero desde que se inició el acuerdo, esta cifra aumentó más de 700 por ciento y llegó a 766 mil 391 millones en 2022.
Solo las exportaciones mexicanas con sus socios de la zona pasaron de 44 mil 474 millones de 1993 a más de 464 mil millones de dólares para los primeros once meses de 2023, es decir un aumento mayor a 10 veces.
“Si despolitizamos el tema y vemos los datos duros, sin duda el desempeño económico y la transformación del país tras signar el acuerdo es milagrosa. Hay que ver que el país tenía un déficit comercial a principios de los noventa y ahora es totalmente al revés, hemos duplicado las cifras de inversión y pasamos de ser una nación monoexportadora de petróleo a ser el mayor exportador de manufacturas de América Latina y estar entre los mejores del mundo”, expuso Francisco Torres Landa.
Pero datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) muestran que la población con ingreso inferior a la línea de pobreza (es decir que les alcanza su salario para la canasta básica alimentaria y no alimentaria) pasó de 53.1 por ciento en 1992 a 52.8 por ciento a 2020, que finalizó el TLCAN e inició el TMEC; ya con datos de 2022 está al fin bajó a 43.5 por ciento.
Mientras que la línea de pobreza extrema (cuando el ingreso de una familia no alcanza para la canasta básica alimentaria) pasó de 21.4 por ciento en 1992 a 17.2 por ciento en 2020 y para 2022 es de 12.1 por ciento.
Cabe destacar que en 2008 y 2018 hubo cambios en las métricas para calcular la pobreza por parte del consejo; sin embargo, fue hasta 2022 que mostraron una reducción histórica del indicador.
Oportunidad
Ahora con el nearshoring se viene una oportunidad clave para la economía mexicana, pues esto podría definir el futuro económico de la nación para los próximos 30 años.
“Es necesario trabajar en Seguridad, desarrollo de energía e infraestructura; no vamos a ningún lado si no mejorar la seguridad, si no tenemos infraestructura para desplegar el tipo de inversiones que se requieren, también se fallará”, expresó Torres Landa de Hogan Lovells.
Incluso remarcó que la inversión de Tesla no es segura, porque puede que no llegue si no se cuentan con estos elementos importantes para las inversiones: “Aunque tenemos un lugar privilegiado geográficamente, no somos el único lugar donde están mirando los inversionistas”, destacó.
Mientras que Ángel Iván Olvera del Tec de Monterrey expuso que si logramos una desregularización y se fomenta el desarrollo de industrias que podrían ser altamente exportadoras como la textil y piel, se podrían tener también beneficios para los trabajadores.
EDD