Los trabajadores de la fábrica de Boeing en la costa oeste de Estados Unidos abandonaron sus puestos de trabajo a primera hora del viernes tras rechazar por abrumadora mayoría un acuerdo contractual, lo que detiene la producción del avión más vendido de la compañía, que se enfrenta a graves retrasos y una gran deuda.
La primera huelga desde 2008 ocurre en un momento en que el fabricante de aviones está sometido a un fuerte escrutinio por parte de los reguladores estadounidenses y los clientes tras el estallido del panel de una puerta en pleno vuelo en un 737 MAX en enero.
La crisis ha afectado a las acciones de Boeing y ha provocado una agitación en su cúpula directiva. Las acciones caían más de 2 por ciento en la apertura de Wall Street y acumulan una pérdida cercana al 38 por ciento, con una pérdida de valor de mercado de 58 mil millones de dólares.
El nuevo presidente ejecutivo, Kelly Ortberg, fue contratado hace apenas unas semanas para restaurar la fe en la compañía y propuso un acuerdo que incluía un aumento salarial del 25 por ciento en cuatro años, mucho menos que 40 por ciento que piden los empleados.
Alrededor de 30 mil miembros de la Asociación Internacional de Maquinistas y Trabajadores Aeroespaciales (IAM, por sus siglas en inglés) que fabrican el 737 MAX, el avión más vendido de Boeing, y otros reactores en las zonas de Seattle y Portland votaron sobre su primer contrato completo en 16 años, con 94.6 por ciento de rechazo y 96 por ciento a favor de la huelga en una votación en dos partes.
"Se trata de respeto, se trata de abordar el pasado y se trata de luchar por nuestro futuro", dijo Jon Holden, que dirigió las negociaciones del mayor sindicato de Boeing, antes de anunciar el resultado de la votación el jueves por la noche.
Holden dijo a los medios que el sindicato volverá a la mesa lo antes posible, sin precisar cuánto tiempo cree que durará la huelga ni cuándo se reanudarán las conversaciones. Boeing afirmó en un comunicado que está dispuesto a volver a la mesa de negociaciones, una señal de que podría mejorar su propuesta.
"El mensaje fue claro: el acuerdo provisional que alcanzamos con los dirigentes de IAM no es aceptable para los miembros. Seguimos comprometidos con restablecer nuestra relación con nuestros empleados y el sindicato, y estamos dispuestos a volver a la mesa para llegar a un nuevo acuerdo", dijo el fabricante de aviones en un comunicado.
Una huelga larga podría afectar gravemente a las finanzas de Boeing, que ya se tambalean debido a una deuda de 60 mil millones de dólares.
El acuerdo propuesto incluía una prima de firma de 3 mil dólares y el compromiso de construir el próximo avión comercial de Boeing en la zona de Seattle, siempre que el programa se pusiera en marcha dentro del plazo del contrato.
"La pregunta clave ahora es la duración de la huelga dada la brecha entre el aumento salarial propuesto y la solicitud de los miembros del sindicato", dijo en una nota Chloe Lemarie, analista de Jefferies, agregando que una huelga larga plantea un riesgo clave para la producción del 737 MAX.
Si bien la dirección de la IAM recomendó el pasado domingo a sus miembros que aceptaran el contrato, muchos trabajadores respondieron de forma airada, defendiendo la demanda original y lamentando la pérdida de una prima anual.
Los trabajadores han estado protestando toda la semana en las fábricas de Boeing de la zona de Seattle que ensamblan los aviones MAX, 777 y 767.
Los miembros del sindicato vitoreaban y coreaban "¡Huelga! ¡Huelga! Huelga!", y poco después de medianoche empezaron a reunirse frente a las entradas de las fábricas de Boeing en la zona de Seattle. Muchos agitaban pancartas en las que se leía: "En huelga contra Boeing" y los conductores que pasaban tocaban el claxon de sus vehículos en señal de apoyo.
El gobierno del presidente Joe Biden está en contacto con ambas partes, dijo ayer la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean Pierre. "Vamos a animar a ambas partes a negociar de esa manera, de buena fe y alcanzando un contrato fuerte", señaló.
MRA