Tras quedar desempleada hace unos meses en el contexto de la crisis sanitaria, Viola Auer, alemana de 47 años conductora de transporte escolar, vive en extrema pobreza. "¿Acaso alguien se preocupa por nosotros, los trabajadores pobres alemanes?", pregunta.
Su trabajo como conductora de un autocar escolar era un "miniempleo", uno de esos contratos a tiempo parcial con un tope de 450 euros al mes que se han multiplicado en Alemania en los últimos años.
Como está exento de cotizaciones sociales, Viola Auer no tiene derecho a cobrar una prestación por desempleo. A sus 47 años, esta madre de dos hijos depende de la ayuda de los vecinos y un pequeño subsidio para adultos discapacitados.
Las personas con "miniempleos" son "los grandes perdedores de la crisis sanitaria" provocada por la pandemia de covid-19 en Alemania, informa el instituto económico de referencia DIW.
La precariedad de estos contratos a tiempo parcial, muy criticada, se ha notado mucho desde hace un año.
"Mantengo la cabeza alta y lucho por mantenerme en pie", asegura Viola Auer, que espera conseguir otro "miniempleo" en Singen, en el suroeste de Alemania, donde vive.
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Las ofertas para este tipo de trabajos, desempeñados en 60 por ciento por mujeres, escasean. Más de 870 mil mini empleos desaparecieron en Alemania durante el año pasado.
Bomba de relojería
La hostelería y los restaurantes son los sectores más afectados debido a las restricciones sanitarias.
Matthias Eichner, un cocinero de 67 años, ha visto como su horario de trabajo en un establecimiento de Görlitz (Sajonia) se ha reducido al mínimo.
A pesar de que los restaurantes están cerrados desde noviembre, la mujer para la que trabaja le mantiene cinco horas mensuales para evitar despedirlo.
Después de 47 años trabajando, él había aceptado a regañadientes este trabajo mal pagado.
"A mi edad, hubiera preferido ocuparme tranquilamente de mi jardín, pero con una jubilación de mil euros, no tenía elección", afirma.
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Casi una cuarta parte de los "miniempleos" recaen en personas de 60 años o más. El 91por ciento no ha cursado estudios superiores.
De 2003 a 2019, esta categoría de empleos se disparó 43 por ciento, hasta alcanzar a 7.6 millones de trabajadores de una población activa de 42 millones de personas.
Estos contratos, que aparecieron en la década de 1970, se desarrollaron tras la flexibilización del mercado laboral emprendida por el canciller socialdemócrata Gerhard Schröder en 2003.
Explican en parte la baja tasa de desempleo alemana, que rondaba 5 por ciento antes de la crisis sanitaria (en abril de 2005 era de 11.5 por ciento). En enero era del 6 por ciento.
Pero también se les acusa de alimentar una "bomba de relojería" condenando a sus beneficiarios a pensiones muy bajas.
"¡Habría que fijar una pensión mínima para que la gente pueda vivir con dignidad!", protesta Eichner.
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"Miserables"
"Los miniempleos no son una buena solución a medio y largo plazo porque corren el riesgo de empobrecer a los jubilados" por no haber cotizado lo suficiente, explica a la AFP Karin Schulze Buschoff del instituto alemán de ciencias económicas y sociales (WSI).
Ella aboga por una reforma que haga menos atractivos estos contratos, bajando por ejemplo el tope de remuneración.
Por el contrario, Holger Schäfer, economista del Instituto de Economía alemán (IW), próximo a la patronal, es partidario de levantar la limitación de horario: "El empleo sería más estable si se prolongaran los horarios de trabajo", opina.
Los socialdemócratas han sido los promotores de este dispositivo pero algunos están insastifechos y dicen que quieren "mejorar" el sistema, al igual que los Verdes, que esperan llegar al gobierno en las elecciones legislativas de septiembre.
Die Linke, un partido de izquierda radical, milita por suprimirlos.
"Ya sabíamos antes de la crisis que las condiciones laborales de estos miniempleos eran con frecuencia miserables y que nadie puede vivir de estos salarios", explica a la AFP Sabine Zimmermann, portavoz de su grupo parlamentario para temas de mercado laboral.
AMP