La Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones (Anpact) demandó la revisión de la normativa ambiental asimétrica con Estados Unidos para frenar las importaciones de vehículos pesados usados.
Aseguró que estas unidades han acelerado la chatarrización de la flota en carreteras, aumentado la contaminación por ineficiente combustión y los índices de inseguridad debido a fallas mecánicas, además de representar una competencia desleal contra el sector que produce unidades de alto desempeño y calidad.
Alejandro Osorio, director de Asuntos Públicos y Comunicación de la asociación, dijo a MILENIO que tan solo en 2023 fueron introducidas al país 20 mil 139 unidades usadas que fueron desechadas en Estados Unidos por su antigüedad y no cumplir con las normas ambientales.
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Lo anterior significó un aumento de 166 por ciento contra las 8 mil 210 unidades que ingresaron a la Unión Americana al cierre del primer trimestre de este año, y de 377.6 por ciento con respecto a 2022.
“El problema es tan mayúsculo que por cada cien vehículos nuevos que se introducen al mercado con las más altas tecnologías y dispositivos de seguridad, alrededor de 40 por ciento es chatarra que ingresa al país bajo un acuerdo ambiental laxo y regresivo para la urgente modernización de la flota”, advirtió.
El país cuenta con un parque vehicular de alrededor de un millón 600 mil unidades entre camiones de carga, autobuses y tractocamiones y, de este número, cuando menos el 40 por ciento tiene una antigüedad cerca a los 20 años que los hacen obsoletos.
Incluso, se informó que hay unidades con más de 35 años de servicio que, sin ninguna limitación, continúan circulando.
A esto, se puntualizó, se tiene que agregar el crecimiento exponencial en la importación de vehículos pesados usados que muy peligrosamente están ‘chatarrizando’ las carreteras del país, lo que atenta en contra de la seguridad de la población.
El directivo asentó que la acelerada importación de vehículos pesados usados procedentes de Estados Unidos, puede tener su origen, además de la facilidad en el trámite y pago de derechos, a una paridad cambiaria que aprecia nuestra moneda.
Además de que el sector del autotransporte vive una etapa de dinamismo económico y comercial que debe ser aprovechada para impulsar la producción de unidades nuevas y no favorecer la proliferación de desecho.
“Es por ello que para impedir que continúe inundándose el país con vehículos chatarra de alta peligrosidad, estamos solicitando a la Secretaría de Economía y Semarnat que actualicen de manera urgente la normativa ambiental para que su importación cumpla con los estándares de seguridad y ambientales, lo que también implique que una unidad con más de 15 años de servicio quede imposibilitada de ingresar al país”.
Ensamblaje en crecimiento
Durante el 2023, detalló, se ensamblaron 222 mil 813 vehículos pesados, un 11 por ciento más que el año previo, en tanto que las exportaciones alcanzaron un nivel de 177 mil 541 unidades, un 6.4 por ciento más, al comprarse de forma interanual.
“Tan solo al cierre del primer semestre de este año la producción y ventas sumaron 52 mil 892 unidades lo que demuestra la dinámica del mercado y de que continuarán fortaleciéndose las exportaciones, de las cuales el 80 por ciento se destinan al mercado de Estados Unidos , 2.9 por ciento a Canadá, 0.7 por ciento a Colombia y 0.7 por ciento a otros países”, indicó.
Acabar con la legalización
Guillermo Rosales, presidente ejecutivo de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automóviles (AMDA) señaló que luego de que en marzo el Gobierno federal amplió por octava ocasión el decreto para legalizar la importación de vehículos usados, para finales de la actual administración se habrán introducido al país alrededor de 2.5 millones de esas unidades que contribuyen a la chatarra automotriz.
“Tenemos fe de que el próximo gobierno concluya desde el primer día con esta práctica nociva que tanto ha afectado a la industria y que favorece al crimen organizado”, subrayó.
GESM/NV