En el transcurso de 20 años de negociaciones, el tratado comercial recién alcanzado entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur enfrentó el rechazo de una gran variedad de personajes, desde agricultores franceses hasta industriales argentinos.
Ahora, a medida que el histórico acuerdo se dirige hacia su ratificación, surge un nuevo y ruidoso frente de oposición: los ambientalistas. “Este acuerdo comercial es un doble golpe para el planeta: va a exacerbar la deforestación y fomentará la producción de autos grandes y contaminantes”, dice Perrine Fournier, activista del grupo defensor Fern.
Junto a varios políticos europeos destacados, Fournier acusa a Bruselas de poner en peligro al planeta en su empuje para aumentar el comercio mundial. Ellos señalan que, al eliminar los aranceles agrícolas, el acuerdo provocará un aumento en la ganadería brasileña, algo que muchos expertos ven como la causa de los crecientes niveles de deforestación en la selva amazónica.
El Dato.11,700 hectáreas
de tierra se deforestaron en Brasil entre 2015 y 2017 por las importaciones de carne a Europa
Desde hace mucho tiempo, los científicos argumentan que combatir la deforestación es tan urgente e importante como eliminar los combustibles fósiles en el esfuerzo de enfrentar la crisis climática global.
Las preocupaciones se volvieron más apremiantes tras la elección del presidente brasileño Jair Bolsonaro, quien está a favor de abrir secciones de la región amazónica protegida a la actividad comercial. Como la selva tropical más grande del mundo, la región de 6.7 millones de kilómetros cuadrados desempeña una función crucial en la absorción de las emisiones de dióxido de carbono y la estabilización de las temperaturas globales.
La deforestación en la porción brasileña de la selva está en aumento. Los datos de la Agencia Espacial Brasileña (AEB) señalan un aumento de casi 90% en las tierras deforestadas el mes pasado, en comparación con junio de 2018. Un área del tamaño de una cancha de futbol es arrasada cada minuto, dicen los activistas.
Fern estima que la cría de ganado es responsable de 80% de la deforestación en el Amazonas. El cultivo de soya en tierras deforestadas también es un problema desde hace mucho tiempo.
Entre 2015 y 2017, las importaciones europeas de carne bovina procedente de Brasil se relacionaron con 3,900 hectáreas de tierras deforestadas cada año, menciona Erasmus zu Ermgassen, investigador de Trase, una herramienta en línea que desarrollaron el Instituto Ambiental de Estocolmo y Global Canopy para dar seguimiento a las cadenas de suministro.
El año pasado, casi 80% de las importaciones de carne bovina de la Unión Europea provino del bloque del Mercosur de Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay. Sin embargo, las compañías de carne de res y aves de corral empiezan a reconocer “que deben pasar a una cadena de suministro libre de deforestación”, menciona Peter van der Werf, de Robeco, un gestor de activos con inversiones en la industria brasileña de carne de res.
“Pueden incluir en una lista negra a los productores que deforestan, pero existe el peligro de que el ganado se traslade de las áreas deforestadas a otras donde no hay ninguna deforestación”, dice.
Los líderes europeos, como Emmanuel Macron, presidente de Francia, defienden el acuerdo comercial. Dicen que su implementación está supeditada a que Brasil se adhiriera al acuerdo climático de París, pacto que Bolsonaro analizó abandonar.
Algunos también argumentan que el acuerdo podría generar un impacto ambiental positivo, porque obligaría a Brasil a cumplir con regulaciones más estrictas. Para muchos, el próximo paso crucial será que las empresas europeas se comprometan a no comprar carne de res proveniente de tierras deforestadas.
Un acuerdo similar al de los compradores de soya que ya está en vigor. “La moratoria de la soya fue positiva”, dice Raoni Rajao, profesor de la Universidad Federal de Minas Gerais. “Si logramos asegurar ese tipo de acuerdos en el mercado europeo para otras materias primas, como la carne de res, el tratado comercial podría aprovecharse para presionar a los productores de América del Sur para que se comporten de manera más responsable.
Esto podría crear un efecto multiplicador de la legalización de la cadena de suministro”. Mientras tanto, el pacto comercial enfrenta sus propios desafíos, pues los oponentes ya se movilizan antes de la ratificación. Un portavoz del gobierno francés dijo que la nación “todavía no está lista para ratificar”. Por su parte, Jair Bolsonaro está más ansioso. El presidente de Brasil quería que su país fuera el primero en aprobar el acuerdo comerciales.
Información adicional de Carolina Unzelte.