La reforma a la Ley Minera propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador, revivió para el sector minero el viejo fantasma de Uranio Mexicano (Uramex), empresa nacida en 1979 con la publicación de la Ley Nuclear, que tenía como fin desarrollar la generación de energía a través combustible nuclear, y que pese a la lucha de trabajadores nucleares, científicos, técnicos especializados y políticos nacionalistas vio su desaparición en 1984.
Aunque se tenían grandes aspiraciones con la empresa y todo un programa nuclear durante el sexenio de José López Portillo, para la administración del presidente Miguel de la Madrid, cambiaron las prioridades viendo reducido el apoyo económico, sumado al desarrollo del segundo yacimiento petrolífero más importante para México; Ku-Maloob-Zaap y la dependencia por los combustibles fósiles.
Además el contexto político de esos años veía en el desmantelamiento de algunas empresas nacionales y organismos públicos, ayudarían a salir de las crisis económica al país e incentivar la participación de inversiones de capital extranjero en el país.
En la década de los cincuenta, México se unió a las naciones que estudiaron y desarrollaron la energía atómica y nace por decreto presidencial del 19 de diciembre de 1955, la entonces Comisión Nacional de Energía Nuclear (CNEN)
Desde que México tuvo conocimiento de la existencia de uranio en el territorio nacional, y dada su importancia, el gobierno mexicano decidió incorporarlo a sus actividades en atención al Artículo 27 Constitucional.
En 1972, el Congreso de los Estados Unidos Mexicanos, publicó un decreto de una ley que declaró Reservas Mineras Nacionales a los yacimientos de uranio, torio y las demás substancias de las cuales se puede producir energía nuclear, dejando su explotación exclusiva al Estado.
De a acuerdo con el Servicio Geológico Mexicano (SGM), en 1972 nace el Instituto Nacional de Energía Nuclear (INEN) y en 1979, se crea dentro de INEN a la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias (CNSNS), el instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ) y Uranio Mexicano (Uramex), este último con el objeto de ser el agente exclusivo del estado mexicano para explorar, explotar, beneficiar y comercializar minerales radioactivos.
Ese mismo año se tomó la decisión de construir la primera central nuclear para generación de energía eléctrica, su objetivo es generar electricidad por medios nucleares con calidad a un mínimo costo. Debido a varios retrasos, la planta se abrió el 14 de abril de 1990.
"El Proyecto de Laguna Verde es una obra muy importante de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) porque trasciende de lo convencional en materia de generación de energía al uso de la nucleoeléctricidad", señaló el SGM.
La Central Nucleoeléctrica de Laguna Verde, cuenta con dos reactores que utilizan uranio 235, del cual se tiene que realizar importaciones, por lo cual, algunos especialistas descartan viables nuevos proyectos de generación nuclear, debido a la dependencia hacia el extranjero de este material.
Por acuerdo de las Cámaras, en 1985 las actividades de Uramex son transferidos para la exploración al Consejo de Recursos Minerales (CRM), hoy el SGM y el beneficio y explotación a la Comisión de Fomento Minero (CFM). Al desaparecer la CFM la ley en materia minera señala en 1992 que las actividades de órgano se entenderán encomendadas al CRM (SGM).
Actualmente, como parte del sector energético, así como de otros minerales radioactivos, la producción de uranio en México sigue reservada al SGM con la facultad y compromiso de desarrollar la exploración por minerales radioactivos dentro del territorio mexicano.
El SGM señala que en México nunca se generó un yacimiento por sí mismo. De hecho, cuando una firma reporta haber encontrado uranio o plutonio, se tiene que cerrar por ser de uso exclusivo del gobierno.
"El interés del país en materia de energía nuclear se basó en la necesidad de reducir su dependencia de las fuentes tradicionales. En los últimos años la energía en México depende cada vez más del gas natural".
dr