Hoy, por primera vez, millones de venezolanos reciben un dólar por concepto de pago quincenal de sueldos y pensiones, hecho que confirma una crisis sin precedentes que ha rebajado el salario mínimo mensual de Venezuela a 2 dólares y que tiene a la mayoría de los ciudadanos en la miseria y sin indicios de mejorar a corto plazo.
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Con el dólar estadunidense alrededor de los 20 mil bolívares, el salario mínimo de 40 mil bolívares que fija el gobierno se traduce en 2 dólares mensuales, una cantidad que no alcanza para comprar un kilo de carne o un cartón de huevos.
Entre jubilados y empleados activos son casi 10 millones de personas las que esta semana recibieron en sus cuentas el equivalente a un dólar, según la cotización oficial del Banco Central (BCV) porque en el mercado paralelo la moneda local está más devaluada todavía.
Siendo optimistas y con algo de suerte, cualquier venezolano que devenga este monto mensual puede comprarse una harina de maíz o un kilo de azúcar. Una vez se acaben estos productos, en dos o tres días, tendrá que esperar nuevamente hasta la siguiente quincena, cuando muy seguramente el salario será menor.
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En los últimos 30 días, la moneda local -el bolívar- se devaluó 50 por ciento frente al dólar, que hoy cuesta el doble que a finales de julio, todo dentro de la hiperinflación nacional en la que los precios de bienes y servicios suben a veces diariamente.
"Hoy en Venezuela, el venezolano está ganando 2 dólares al mes (...) ¿qué pudieran hacer para mantener a su familia con 2 dólares al mes en una situación en la que no hay agua, no hay luz, que no hay transporte público?", se preguntó el jefe del Parlamento, Juan Guaidó.
El líder opositor, reconocido como presidente interino de Venezuela por más de 50 países, recriminó esta realidad al Ejecutivo "usurpador" de Nicolás Maduro, al que no considera legítimo al igual que buena parte de la comunidad internacional.
El chavismo gobernante, en cambio, responsabiliza a la oposición y a las sanciones estadunidenses por el "bloqueo" de la actividad económica y, por ende, los culpan de la escasez de alimentos y medicinas, la recesión de pagos y la crisis en general.
El oficialismo mantiene su distribución de bolsas de comida a precios subsidiados, pero éstas llegan cada dos meses, casi nunca incluyen proteínas y solo alcanzan para alimentar a una familia durante una semana.
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Además, el gobierno deposita bonificaciones casi mensualmente a unos 10 millones de venezolanos por distintos motivos, pero estas ayudas nunca superan los 100 mil bolívares o 5 dólares, un monto que se gasta en 2 kilos de detergente.
A estos alicientes hay que sumar el hecho de que algunas empresas pagan bonificaciones en dólares a sus empleados para preservarlos y más de un millón de familias recibe remesas de parte de los cinco millones de venezolanos que emigraron en el último sexenio huyendo de la crisis.
Nada de esto parece resolver la caída del poder adquisitivo en el país con las mayores reservas probadas de petróleo, donde cerca del 80 por ciento de la población come menos que hace cinco años y varios cientos de miles de personas apenas ingieren alimentos una vez al día.
"Estamos como los chivos (cabras), comiendo hierbas", expresa a EFE Alberto Rodríguez mientras compra lo que puede en un mercado del municipio caraqueño de Chacao.
El hombre, de 70 años, subraya que todo "está carísimo" pero dice no estar sorprendido, pues Venezuela lleva dos años de hiperinflación. "Yo creo que (los precios) los veo igual que siempre, cada día suben más, eso es diario y continuo, eso es una barbaridad", señala.
Rodríguez cree que el salario mínimo no alcanza para nada, ni para las hierbas que él mismo compró, aseveración que es secundada por la joven Valentina Fernández, quien no es capaz de mencionar un solo producto por debajo de los 40 mil bolívares.
GGA