Wageningen, la universidad que está revolucionando a la industria alimentaria

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En las tecnologías de alimentos se invirtieron 10,000 mdd en cinco años. Unilever y Monsanto son de los primeros Food Valley enamorados. El reto es sumar a las startups.

La Universidad de Wageingen desarrolla inteligencia artificial para medir la calidad de los cultivos (EFE).
Emiko Terazono
Ciudad de México /

Cuando altera el color de las luces en su cuarto de cultivo interior, Leo Marcelis puede cambiar el olor, el sabor e incluso el contenido de vitaminas de sus jitomates.

 Para un crecimiento más efectivo, enciende la luz roja; para el desarrollo de plantas más pequeñas con mayores niveles de antioxidantes, usa más azul, y para una planta de tallo largo con menos ramas, cambia a rojo oscuro.

 “Se trata del equilibrio entre los diferentes colores”, dice el profesor de Producción de Cultivos de la Universidad de Wageningen en Holanda, mientras estudia una habitación con temperatura controlada con estantes llenos de semillas de jitomate. “Si ese pedazo de jitomate tuviera el doble de vitamina C, podría ayudar a una gran parte de la población mundial que no obtiene los nutrientes suficientes”, menciona Marcelis.

 Wageningen tal vez no es un nombre conocido, pero está en el corazón de una nueva revolución que comienza a tener impacto para la industria alimentaria y la producción agrícola. Junto con la Universidad de California, Davis y la Universidad de Cornell en Estados Unidos (EU), es uno de los principales centros de investigación de tecnología de alimentos en el mundo.

Aunque Wageningen está rodeada por planicies que se extienden por todo este rincón del norte de Europa, disfruta de su apodo de Food Valley (El Valle de los Alimentos), un guiño a Silicon Valley, por su estilo innovador y la fiebre de startups que comienza a tomar forma en el sector.

El Dato.

76%

aumentará el consumo de carne en el mundo en 2050



Revolución alimentaria 

El frenesí por la tecnología agrícola y alimentaria es el resultado de varias tendencias poderosas. La creciente demanda de proteínas, sobre todo en el mundo en desarrollo, ejerce presión sobre el suministro de alimentos. Al mismo tiempo, el gusto del consumidor en el mundo occidental cambia de las marcas de producción masiva hacia los productos más saludables y singulares.

 En esta mezcla entra una explosión de innovación científica, que abarca la edición de genes, inteligencia artificial y tecnología digital, que ahora se aplica a la producción de alimentos y cultivos.

Como uno de los centros de la investigación agrícola, Wageningen ahora trata de adaptarse a un mundo diferente, donde las startups y las firmas de capital de riesgo están dispuestas a dejar su huella.

En todo el mundo, el dinero entra a nuevas formas de agricultura y distribución de alimentos, se financian proyectos que desarrollan granjas verticales, robots agrícolas y productos alternativos a la carne.

 De 2012 a 2017, la inversión global en tecnología de alimentos, desde sistemas de administración agrícola hasta robótica y mecanización, aumentó más del triple para llegar a 10,000 millones de dólares (mdd), de acuerdo con AgFunder, un tracker (firma de seguimiento) de capital de riesgo. 

Algunos analistas esperan que la tecnología ayude a encontrar alternativas para alimentar a la población global, que se proyecta que alcance las 10,000 millones de personas en 2050, en un momento en el que el cambio climático y la contaminación ambiental provocan la degradación de las tierras y limitan el acceso al agua.

La inversión de casi 1,000 mdd que realizó Monsanto, la compañía de semillas y productos químicos agrícolas, para adquirir a la empresa Climate Corporation en 2013, destacó la demanda de nuevas formas de producir alimentos y ayudó a catalizar el interés en el sector.

“Se van a producir grandes cambios a través de la combinación de tecnologías existentes y nuevas plataformas, un ejemplo es la combinación de genética, sensores e inteligencia artificial para darle seguimiento a la condición nutricional de las plantas, los animales y los seres humanos”, dice Louise Fresco, presidenta de la Universidad de Wageningen y sus institutos de investigación.

 Añade que uno de los principales desafíos es la creciente demanda de productos proteínicos, en especial de carne, a medida que las poblaciones de los países en desarrollo se vuelven más ricas. Se espera que la cantidad total de carne que se consume en el mundo aumente 76% en 2050, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.

El cambio en los gustos, lejos de tener un enfoque en la carne y los productos lácteos, es algo fundamental. “Evidentemente necesitamos una mezcla (de diferentes formas de proteínas)”, dice Fresco. Esto incluye plantas, pescados y productos a base de insectos. “No digo que todos deberían de ser vegetarianos, pero necesitamos un equilibrio”, agrega la presidenta de Wageningen.

En un laboratorio, Atze Jan van der Goot, profesor de tecnología sustentable de proteínas de la universidad, sostiene lo que parece ser un gran trozo de cecina. Su equipo investigaba cómo hacer largos trozos de proteína a partir de productos lácteos cuando se topó con un proceso para convertir la proteína de soya en fibras similares a la carne. 

“Creemos que esta tecnología permite la formación de piezas de carne más grandes”, dice Van der Goot, y agrega que un producto tierno pero sabroso, con la sensación de carne en la boca, debe estar listo para salir al mercado “dentro de un par de años”.

 En otro laboratorio, Rick van de Zedde trabaja en un brazo de robot, equipado con una serie de sensores que le permiten saber cuándo un pimiento está maduro y se debe pizcar. “Buscamos medir, de una forma no destructiva, la calidad de las frutas y verduras sin tener que exprimirlas”, dice.

La robótica es un área de la tecnología que podría aliviar la escasez de mano de obra que enfrentan algunas partes del sector agrícola. Dado que las frutas y verduras no son uniformes en madurez y forma, los desafíos tecnológicos son muy grandes. Además de la destreza mecánica y el conocimiento espacial que las máquinas tienen que demostrar, los investigadores esperan que la inteligencia artificial pueda ayudarlos a aprender a recolectar solo las frutas y verduras maduras.

El Dato.

1,000 mdd

invirtió Monsanto para adquirir a Cliimate Corporation en 2013


Apuesta por las startups

 La reputación de la universidad para la innovación ya atrajo a un grupo de casi 200 empresas que se ubican en un radio de 10 kilómetros alrededor de Wageningen, desde pequeñas startups hasta genetistas de alimentos establecidos como Keygene, que se especializa en mejorar los cultivos mediante la reproducción molecular, así como productores de alimentos líderes, como Kraft Heinz.

Para ayudar a fomentar esos vínculos con el sector privado, la universidad formó un grupo de red de contacto en 2004 con el nombre de Food Valley NL, que ofrece ayuda a startups y pequeñas empresas, facilitando vínculos con las grandes corporaciones, posibles asesores o socios, así como con servicios de ayuda legal.

Se espera que Unilever, la compañía de bienes de consumo responsable de marcas como Ben & Jerry’s y Marmite, lance en el campus un centro global de innovación de alimentos, que reunirá a su red de investigación de alimentos en Europa. La compañía tiene planes de abrir una gran parte de sus laboratorios e instalaciones a estudiantes, empresas y organizaciones no gubernamentales.

Rob Hamer, un ejecutivo de Unilever que hasta hace poco era el jefe del laboratorio de investigación y desarrollo en Holanda, lo describe como “una nueva forma de trabajar”.

El reto al que se enfrentan los investigadores de Wageningen, que tradicionalmente llevan sus innovaciones al mercado a través de una colaboración con empresas establecidas, es encontrar la manera de involucrarse con la nueva ola de emprendedores.

 Wageningen busca respaldar a más pequeñas empresas que dividen elementos de su investigación. La Universidad —que celebra su centenario y tiene una larga historia de trabajar en conjunto con compañías de semillas— ahora cuenta con 45 funcionarios de desarrollo de negocios, que se enlazan entre laboratorios y compañías. 

“La Universidad tiene el papel de transferir los descubrimientos científicos hacia la innovación, fomentando el espíritu empresarial”, dice Fresco.

 “Los ladrillos para la construcción están allí, en el sentido de que las aceleradoras llegaron y los fondos también. Las grandes corporaciones están presentes”, dice Anders. “Pero no estamos en la última línea de meta. La carrera acaba de comenzar”.


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