Por: Raúl García Barrios y Nancy Merary Jiménez Martínez
Ilustración: Kathia Recio, cortesía de Nexos
El Antropoceno, al proponer una reflexión de la crisis ecológica contemporánea sin considerar con cuidado sus más profundas causas históricas, separa el crecimiento económico de su base organizacional y omite una reflexión sobre el capitalismo. Por ello, Moore sugiere reemplazar el término Antropoceno por el de Capitaloceno, que describe mejor los impactos humanos concretos sobre la geología de la Tierra y reconoce que fueron las sociedades capitalistas —basadas en una nueva forma de organizar la naturaleza y las nuevas relaciones entre el trabajo, la reproducción y las condiciones de vida— las que desarrollaron las externalidades ambientales más notables de la historia del planeta. Un componente central del Capitaloceno es que las condiciones del desarrollo capitalista no pueden reducirse ni al desarrollo tecnológico, ni al mercado mundial ni a la separación de los medios de producción de la fuerza de trabajo como tal. Al poner a la naturaleza en el centro del pensamiento sobre el trabajo y al trabajo en el centro de nuestro pensamiento sobre la naturaleza, el Capitaloceno permite pensar la crisis ecológica mundial de una manera más clara y profunda.
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