Por: Elena Sánchez-Montijano
Ilustración: Raquel Moreno, cortesía de Nexos
La película, que narra la historia de Silverio Gama, un periodista independiente burgués mexicano —perdón, de la Ciudad de México—, reconocido con un prestigioso premio por la filmación de un documental de algunas verdades sobre México, entre ellas las caravanas migrantes hacia Estados Unidos, pasea por todas las teorías migratorias. Bardo muestra, como propusieron Castles y Miller en su clásico libro La era de la migración (Universidad Autónoma de Zacatecas, Miquel Ángel Porrúa Librero-Editor, 2004), que las migraciones se producen y generan un amplísimo número de factores y dimensiones macro y micro que están interrelacionados entre sí. Como le sucede al protagonista, también, los migrantes viven en un contexto transnacional que les hace sentirse al mismo tiempo en el país de origen, en el país de destino, y en los dos lados a la vez. Primero, cualquier proceso migratorio se produce porque existen unos motivos de expulsión; es decir, toda persona que migra deja su país porque hay razones que le obligan, o así lo siente, a hacerlo. Para el protagonista estos motivos son la falta de libertad de expresión, de prensa o la violencia sistemática y generalizada del país; para los protagonistas de su propio documental es salir del infierno, como ellos mismos lo denominan, y del hambre: porque el Dios del maíz, Cintéotl, ha muerto.