Por: Diego García Ricci, Claudia Cote y Maximilian Murck
Ilustración: Víctor Solís, cortesía de Nexos
El tamaño de la crisis forense que atraviesa México es de preocupación humanitaria. Más de 80 mil personas se encuentran desaparecidas y, al menos, 39 mil cuerpos permanecen sin identificar en alguno de los servicios médicos forenses (Semefo) del país. Por si fuera poco, el número de personas fallecidas sin identificar aumenta diariamente. Aunque técnicas como la dactiloscopía podrían ser de gran ayuda para encontrar coincidencias entre unos y otros grupos, fiscalías y direcciones de servicios periciales no han implementado políticas efectivas para la identificación masiva. Esto ocurre en un contexto en el que las altas tasas de homicidios y de fosas clandestinas en el país implican cargas de trabajo excesivas para los servicios periciales. Los recursos humanos y financieros son escasos, y la coordinación entre las entidades federativas y la Federación en materia de intercambio de datos biométricos es deficiente.