¿De la desorganización al desastre? Las lecciones de la Línea 12

Las condiciones organizacionales son fundamentales para comprender no sólo las fallas recurrentes en la Línea 12, sino los probables actos de fraude y corrupción que están inmiscuidos en su historia.

El STC es una pieza política y técnica sustantiva de cualquier gobierno de la capital mexicana (Raquel Moreno)
Nexos
Ciudad de México /

Por: David Arellano Gault

Ilustración: Raquel Moreno, cortesía de Nexos

La Línea 12 cambió varias veces su trazo y lógica respecto a lo definido en el Plan Maestro para ajustarse a diversas relaciones y alianzas políticas coyunturales. Las fechas de su realización también fueron ajustadas a los tiempos electorales. Esto no sólo se refiere a la prisa para terminar antes de que acabara el sexenio, sino incluso a decisiones como la del cambio apresurado de una línea subterránea a una con 15 kilómetros de tren superficial. Ya reducido a la operación, el STC prácticamente sale de la ecuación y, al mismo tiempo, comienza una carrera inversa para expedir decretos que crean instancias legales y les entrega —ahora atomizadas— diversas facultades del STC. Ante esta improvisada lógica de gobernanza y organización, se decidió construir una compleja línea del metro a través de un modelo basado en decenas de contratos implementados por diferentes proveedores. Hasta ese momento, ese modelo no había sido probado.

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