De mosquitos, humanos y enfermedades infecciosas

Fallar en el control de las poblaciones de mosquitos puede generar, además de muertes humanas, grandes pérdidas económicas. Esto ya le sucedió a los franceses en 1880, cuando quisieron construir un canal en Panamá.

Los mosquitos no se limitan a vivir en zonas tropicales. (Kathia Recio)
Nexos
Ciudad de México /

Por: Ángel Martínez García

Ilustración: Kathia Recio, cortesía de Nexos

A simple vista, es difícil observar que los mosquitos hematófagos tienen todo un arsenal morfológico y bioquímico para extraer sangre. Su visión infrarroja les permite detectar potenciales víctimas en la oscuridad y tienen un total de seis agujas en su probóscide o trompa: dos perforan la piel, otras dos se encargan de mantener la piel separada, mientras la quinta aguja extrae la sangre y la sexta inyecta (además de uno que otro virus) proteínas que evitan que la sangre se coagule. Fallar en el control de las poblaciones de mosquitos puede generar, además de muertes humanas, grandes pérdidas económicas. Esto ya le sucedió a los franceses en 1880, cuando quisieron construir un canal en Panamá. Como experiencia previa tenían la construcción del canal de Suez, en Egipto, en 1869. Sin embargo, en esa zona las lluvias son escasas y tampoco hay muchas plantas con néctar que sean fuente de alimento para los insectos y otros animales. Así que no se presentó ningún inconveniente con la fiebre amarilla y la malaria transmitidas por los mosquitos. En cambio, el istmo de Panamá es un lugar ideal para la proliferación de mosquitos, pues hay altas temperaturas que varían muy poco a lo largo del año, además de que la época de lluvias dura nueve meses y de que la vegetación es abundante.

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