Por: Hilda Melgoza
Ilustración: Estelí Meza, cortesía de Nexos
A pesar de sus beneficios, el llamado a quedarse en casa ha generado externalidades negativas; su implementación ha agudizado los problemas que enfrentan predominantemente las mujeres. La violencia doméstica se ha exacerbado; el hogar no necesariamente es un lugar seguro para ellas; la política de quedarse en casa conlleva pasar más tiempo con sus posibles agresores, lo que aumenta la probabilidad de que sufran violencia. Desde otro ángulo, también las ha afectado en el ámbito económico y laboral.
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