Por: Paloma Villagómez
Ilustración: Guillermo Préstegui, cortesía de Nexos
Es obvio que las medidas de distancia social —cuya necesidad y urgencia no deben ponerse en duda— tendrán efectos negativos de gran impacto. Por esto y más, la insuficiencia del plan para la recuperación económica anunciado el 5 de abril por el presidente ha generado preocupación. Uno no se puede recuperar al mismo tiempo que se enferma, sino después, cuando la virulencia cede. La recuperación es una acción colocada en el futuro, un tiempo difuso para 53 millones de personas en una situación de pobreza que se caracteriza, precisamente, por la enorme restricción que impone a los márgenes de planeación. “Ir al día” no sólo significa librar apenas los costos de sobrevivir una jornada, sino desconocer cómo se resolverá la siguiente, con toda la angustia que esa pregunta conlleva.