Por: Andrés Sumano Rodríguez
Ilustración: Izak Peón, cortesía de Nexos
En gran medida, los esquemas de disuasión focalizada permiten atender las causas, pero sin olvidar que, como diría Keynes, en el largo plazo todos estaremos muertos. En otras palabras, estos esquemas permiten atender las causas de la violencia con resultados en el corto plazo, a diferencia de la visión tradicional de muchos programas socioeconómicos que tienden a confundir prevención social de la violencia con desarrollo social y que requieren una cantidad importante de tiempo para poder empezar a ver resultados. En ese sentido, se propone comenzar por la violencia misma. Difícilmente los programas sociales serán efectivos si se les introduce en contextos altamente violentos. Un jóven no podrá aprovechar adecuadamente becas para estudiar o capacitaciones para el trabajo si su entorno diario está sumergido en la violencia y la incertidumbre. En ese sentido, detener la hemorragia es el punto de partida. Estos esquemas han funcionado en diversos países para contextos de violencia particularmente asociada a pandillas. La pregunta es: ¿pueden funcionar para el contexto mexicano? No tenemos datos que nos permitan aseverarlo.