El dolor y la sangre

El secuestro, desaparición y asesinato de cinco jóvenes en Lagos de Moreno, en Jalisco, es la fotografía, una más, que forma parte del largometraje protagonizado por varios actores y espectadores de los tiempos malditos mexicanos de los últimos años.

Dolor| Patricio Betteo
Nexos
Ciudad de México /

Por: Adrián Acosta Silva

Ilustración: Patricio Betteo, cortesía de Nexos

El relato oficial de que se trata de pleitos entre criminales se ha vaciado de significado. Estamos frente a algo mucho más complejo y profundo de lo que indican las métricas de la violencia mexicana. El crimen se ha normalizado, naturalizado, internalizado, penetrado lentamente entre los huecos, grietas y entresijos económicos, culturales y políticos de la sociedad mexicana de los últimos años. Una sombra ominosa que deja un largo reguero de sangre, cadáveres y desapariciones, con personas que se aferran a la fe como única forma de tratar de comprender el horror y la desgracia. Veladoras y cirios, rezos e imploraciones, marchas e invocaciones desesperadas al cielo para tratar de entender lo que no tiene sentido, explicación ni justificación. Es la reaparición de las lamentaciones y reclamos del Job bíblico en los pueblos y ciudades de Los Altos de Jalisco en el siglo XXI.


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