Por: Lourdes Consuelo Pacheco Ladrón de Guevara
Ilustración: Raquel Moreno, cortesía de Nexos
No es la primera vez que el embarazo se convierte en una causal para excluir a las mujeres de los derechos que les corresponden. Ello ha ocurrido en oportunidades de capacitación, ascensos, promociones laborales, etcétera; que se proponga que el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) les suspenda la beca a las becarias por embarazo, parto o puerperio es parte de la institucionalización de la exclusión. Por lo menos fue el caso de la propuesta presentada al Consejo Nacional de Mejora Regulatoria (Conamer) en días pasados, aunque recientemente se ha mencionado que el Consejo dará marcha atrás a esta medida. Vale la pena mencionar que la propuesta de cambio de Reglamento de becas para el fortalecimiento de la comunidad de humanidades, ciencias, tecnologías e innovación continúa abierta desde que se publicó para consulta el 21 de enero del presente año. Apenas el pasado 20 de febrero, trascendió que el oficio CONAMER/22/0419 indica que el Consejo “determinó que la propuesta de reglamento de becas sí incluye diversas acciones que pueden restringir derechos para particulares, pues se establece que será causa de suspensión del apoyo que una becaria se encuentre embarazada”. Pero tal oficio no es público aún. Pero más allá de lo que pase con este reglamento en lo particular, es importante preguntar ¿por qué se excluye a las mujeres embarazadas de la educación?