Por: Juan Rubén Compañ García
Ilustración: Víctor Solís, cortesía de Nexos
Los libros de texto gratuitos que se diseñaron durante la presente administración y que se implementarán en el ciclo escolar 2023-2024 —próximo a iniciar— han generado un debate necesario: son el centro de la controversia política. El tema se ha vuelto fundamental y de interés para padres y madres de familia, youtubers, organizaciones civiles, académicos y académicas, periodistas, autoridades educativas y docentes, entre otros. La discusión toma varios caminos con una variedad de matices. Por ejemplo, el director general de materiales educativos de la Secretaría de Educación Pública, Marx Arriaga, y el jefe del Ejecutivo, “evalúan” el tema de LTG a través del modelo “dominante” de la política social en América Latina, que se basa en un indicador de éxito: la magnitud del gasto público invertido. Se hace énfasis en el ahorro de millones de pesos en su elaboración. En otro sentido, las discusiones académicas han colocado su interés en la calidad de su diseño y el análisis de su pertinencia, relevancia, equidad, congruencia y claridad, entre otras. Una mirada que, si bien es parcial, abona a comprender el papel de los libros de texto gratuitos en los procesos de enseñanza-aprendizaje y la calidad de la educación.