El plan B de AMLO: ¿una reforma electoral para la democracia?

El debate polarizado que ha dominado el espacio público desde 2018, llegó a los niveles más extremos como consecuencia de la propuesta de reforma electoral que el presidente López Obrador mandó al Congreso en abril de este año.

Un proyecto de reforma electoral, no es, además, una ley más. | Patricio Betteo
Nexos
Ciudad de México /

Por: Hugo Concha Cantú

Ilustración: Patricio Betteo, cortesía de Nexos

En el campo jurídico el riesgo es enorme. En caso de que la minuta se apruebe con las inconstitucionalidades que contiene, es seguro que será impugnada ante la Suprema Corte. Un escenario que generará enorme incertidumbre e inestabilidad pues podríamos llegar a un proceso electoral 2023-2024 con un marco normativo cuestionado y probablemente no resuelto. No sólo sería una contienda electoral sino también constitucional. La democracia del país, representada por dos visiones opuestas, se enfrentarían en distintas arenas. La que cree que el INE fue pieza indispensable para la transición democrática y para que el actual partido llegará al gobierno y la visión que piensa que se llegó ahí a pesar de un INE capturado por intereses conservadores. La polarización se transformaría en contienda y acción. La presión y la contención sería enorme.

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