El presupuesto anticorrupción y su anexo transversal: última llamada

Para el Presidente, la austeridad es sinónimo de combate a la corrupción, aunque esto debilite aún más un aparato gubernamental de por sí menguado.

Presupuesto anticorrupción (Victor Solís)
Nexos
Ciudad de México /

Por: Marco Antonio Fernández y Roberto de la Rosa

Ilustración: Víctor Solís, cortesía de Nexos

Detrás del combate a la corrupción y a la impunidad subyacen procesos complejos que permiten delinear un ciclo de política anticorrupción. Como se ha argumentado anteriormente, en primer lugar se deben prevenir actos de corrupción y desarrollar políticas enfocadas a detectar las irregularidades; después, debe llevarse a cabo un proceso simultáneo de investigación y sanción en el caso de faltas graves y delitos de corrupción. Posteriormente, se debe proceder, por un lado, a la sanción administrativa y, por el otro, a un procedimiento de sanción penal. Este ciclo se cierra con la recuperación de activos, la reparación del daño, la desarticulación de redes de corrupción y la garantía de no repetición como medida de protección efectiva para asegurar que el problema no se presente de nueva cuenta. Implementar exitosamente esta política anticorrupción requiere de instituciones eficaces con suficiencia presupuestal que rindan cuentas de sus resultados y garanticen un uso adecuado de los recursos que se invierten para su funcionamiento.

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